El presidente mexicano, Felipe Calderón, trata de mantener la sonrisa en la cara y a cada oportunidad lanza nuevas buenas a través de los medios de comunicación. Sin embargo, su gobierno desacreditado desde que se inició, cada vez sufre de mayores presiones por todos los flancos. El estallido de la crisis financiera en EEUU, sólo ha venido a plantear un escenario todavía más oscuro para este represente de los empresarios y banqueros.

El presidente mexicano, Felipe Calderón, trata de mantener la sonrisa en la cara y a cada oportunidad lanza nuevas buenas a través de los medios de comunicación. Sin embargo, su gobierno desacreditado desde que se inició, cada vez sufre de mayores presiones por todos los flancos. El estallido de la crisis financiera en EEUU, sólo ha venido a plantear un escenario todavía más oscuro para este represente de los empresarios y banqueros.

Se fortalecen las contradicciones económicas

A principios de septiembre, el secretario de Hacienda, Agustín Carstens, declaraba que México estaba preparado para superar cualquier eventualidad en la economía norteamericana. Sin embargo, los hechos lo desmentían. Las remesas enviadas desde EEUU por los trabajadores migrantes, habían sido uno de los grandes pilares internos, éstas habían crecido a un ritmo del 20% anual, pero al cierre del 2007 registraron un crecimiento raquítico de apenas un 1%. Para tener una idea de lo que significa esta caída y las perspectivas que se plantean ahora, podemos comentar que año tras año, éstas superaban a la Inversión Extranjera Directa y que cientos de familias dependen directamente de ellas.
A principios de este año, las perspectivas de crecimiento económico para el país se habían situado en 3,7%, pero ajuste tras ajuste, ahora se habla de que no se rebasará el 2,2%, incluso se ha comentado que para el 2009 este mismo dato rondará el 1,6%. La inflación a mediados de este año logró un máximo histórico, en aquel entonces se calculó que para este diciembre se doblarían las perspectivas originales para situarse en una inflación del 6%. Pero al calor de los últimos acontecimientos estos datos resultan muy viejos. La crisis de EEUU que ha puesto a temblar a todo el mundo, modificará todas las perspectivas. ¿En qué grado?, nadie lo sabe, pero tómese en cuenta que el comercio exterior mexicano está orientado en su mayor parte a EEUU, que las remesas son la segunda fuente de ingresos para el país y que el petróleo, con perspectivas de precios a la baja, es la primer fuente de divisas.
A la pregunta expresa sobre el futuro de la economía mexicana, Carstens pasa un pañuelo por su frente y limpia las gotas de sudor: "no esperábamos esta volatilidad y sólo nos queda reforzar esa estrategia que veníamos trabajando".

Un programa de derechas

El gobierno de Calderón ha sido un auténtico calvario para las masas explotadas en México. La crisis económica se ha cargado sobre la espalda de los trabajadores, hoy día el salario mínimo sólo alcanza para adquirir menos del 16% de los productos básicos. En apenas un año el arroz y el aceite incrementaron sus precios en algo más del 50%, el pan, el jitomate y el frijol lo hicieron en más del 20%, por citar sólo algunos ejemplos. Esto bajo un ambiente de topes salariales, que año tras año ha implicado incrementos de apenas dos pesos, ni lo suficiente para un kilogramo de tortillas. Los trabajadores mexicanos tenemos que soportar además el subempleo, el 65% de la población económicamente activa no tiene otra alternativa que firmar contratos por pocos meses, sin ninguna prestación, entre otras deplorables condiciones. Ésta es la verdadera cara de un gobierno de derechas que se impuso en la silla presidencial, gracias a uno de los fraudes electorales más descarados en la historia.
La política de Calderón ha sido la de extraer al máximo la riqueza que generamos los trabajadores. En septiembre se esfumaron 16.000 millones de pesos de los ahorros para el retiro, y en junio pasado hubo otra pérdida de 52.000 millones de pesos, a la par que se mantienen las reformas a los derechos de jubilaciones y pensiones. Todo ello le ha valido un desprecio de parte de los trabajadores que se han manifestado en diversas luchas.

Contra la delincuencia organizada

Para tratar de ganar algunos puntos de confianza para su gobierno, Calderón ha usado la lucha contra el crimen organizado, narcotráfico y secuestros, como su arma fundamental. ¿Cuáles son los resultados de estas iniciativas? 4.000 asesinatos en lo que va de su gobierno, la mayoría relacionados con el narcotráfico. Los secuestros, lejos de frenarse se han incrementado, del año 2005 a finales del 2007 crecieron un 40%. Ni siquiera los grandes empresarios han logrado escapar a esto, lo demuestra el secuestro y asesinato del joven Martí, hijo del gran empresario de artículos deportivos y la desaparición de la hija del acaudalado Nelson Vargas.
A finales de agosto, Calderón realizó una reunión con gobernadores, secretarios del gobierno, altos funcionarios del ejército y todas las policías. En resumen, la promesa fue que la delincuencia iba a ser frenada y castigada inmediatamente. Por otro lado, esta situación de auténtica barbarie, permite a Calderón aumentar las medidas represivas y reforzar el aparato del Estado para usarlo contra un movimiento obrero y campesino en ascenso.
Pero la debilidad de Calderón arrojó cifras sangrientas: a la siguiente semana se encontraron a doce personas decapitadas en el Estado de Yucatán, a los veinte días, 24 asesinados más en un bosque cercano al DF, el 15 de septiembre en Morelia (Michoacán) un atentado con granada deja como saldo ocho personas muertas y más de cien heridos y en el momento de escribir este artículo se informa de 19 cuerpos hallados con el tiro de gracia. Ni las bandas del narcotráfico ni las del secuestro han sido frenadas. Las presiones contra el presidente cada día crecen y no vienen sólo de la clase obrera, también un sector de la burguesía está totalmente en descontento con él ante estos resultados.

Un ambiente que no se apaga

Una de las iniciativas más ambiciosas de Calderón es la de privatizar Petróleos Mexicanos (PEMEX), sin embargo, a pesar de todos sus esfuerzos le ha resultado imposible, gracias a que los trabajadores, campesinos y jóvenes han mantenido un ambiente de lucha constante logrando que la estabilidad política sea extremadamente frágil. Hace tres meses, en Morelia, se presentó una situación política parecida a la de la comuna oaxaqueña de 2006. Los maestros de educación básica se han mantenido en movilización constante. El 23 de septiembre, 23.000 de ellos se movilizaron contra una serie de reformas que atacan sus derechos, mientras que en el Estado de Morelos mantienen una huelga que ya ha durado más de mes y medio. El movimiento encabezado por Andrés Manuel López Obrador ha logrado movilizaciones multitudinarias mes a mes. A tal grado se mantiene este ambiente de lucha, que incluso en diversos estados de la república los cuerpos policiales locales han realizado huelgas. Más sorprendente aún han sido las movilizaciones de los empleados de la Agencia Federal de Investigaciones, todos ellos en demanda de estabilidad laboral, mejores salarios y prestaciones.
En el terreno internacional Calderón se presenta como un presidente que tiene en sus manos las riendas del país. Nada más alejado de la realidad, su programa de derechas sólo ha fortalecido la movilización y la conciencia de las masas explotadas. En el marco actual la caída de Calderón no es descartable, pero para logarlo los sindicatos y el PRD tienen que conformar un frente único que tenga como primera tarea la realización de una huelga general.
Sin duda alguna los trabajadores seguirán avanzando y lo que viene son acontecimientos estremecedores en la lucha de clases. El mensaje de los que vivimos abajo es claro: en tierras mexicanas tampoco hay lugar para el capitalismo.

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