Tras la derrota de Sarkozy en las elecciones de 2012, poco han durado las ilusiones en que el líder del PSF, Hollande, protagonizara un giro a la izquierda. Según la cadena France 24, en tan solo un año más de un 55% de sus votantes están decepcionados. Y es que Hollande aprobó un recorte presupuestario de 30.000 millones de euros en 2012 y para 2013 se aplicará un nuevo ajuste de 7.500 millones (concentrado en la reducción de ayudas familiares, subsidios de desempleo y pensiones). El gobierno socialdemócrata, en sintonía con las políticas de la UE, también ha anunciado la prolongación de la cotización para acceder a la pensión de jubilación, y otras medidas de reducción del gasto social, todo ello en el marco de la profundización de la crisis económica y una tasa de desempleo que alcanza el 10%. Sin embargo, incluso con la puesta en marcha de estos planes draconianos es dudoso que la clase dominante francesa mire al futuro con confianza. El giro a la izquierda de un número creciente de trabajadores y jóvenes pone en peligro la estabilidad electoral que tanta tranquilidad y beneficios han proporcionado a la burguesía durante décadas. El monopolio parlamentario del PSF y de la derecha gaullista en sus diferentes siglas, está amenazado. Se trata de un proceso similar al que se vive en el Estado español, donde la suma de los votos del PP y el PSOE pueden dejar de superar el 50% por primera vez desde los años de la Transición.

Polarización política

La polarización política, que como su propio nombre indica se desarrolla a derecha e izquierda, es destacada por los medios de comunicación de masas de forma interesadamente parcial y unilateral, proyectando sólo los resultados del Frente Nacional (FN) que ha experimentado un abultado incremento de sus votos. Obviamente la aceptación de la lógica del capitalismo por parte de los dirigentes del PSF está envalentonando a los sectores más reaccionarios que no pierden ocasión para exhibir su demagogia y movilizar a su base social, como ha ocurrido con las manifestaciones contra el matrimonio gay, o dar pie a una nueva escalada de ataques fascistas, como el que ha acabado con la vida del joven estudiante Clément Méric, militante del Front de Gauche (Frente de Izquierdas, FI).
Pero esta es sólo una cara de la moneda. Paralelamente se desarrolla una tendencia política que refleja una creciente aspiración de transformación social. En ocasiones anteriores, la amarga decepción provocada por la política proburguesa de la cúpula del PSF se traducía en desmoralización, anunciando una victoria electoral contundente de la derecha. En estos momentos, la constatación de los límites de la socialdemocracia tradicional lejos de llevar a la parálisis y desmoralización del grueso de los activistas de la izquierda alimenta el desarrollo del Front de Gauche (Frente de Izquierda, FI)3 reivindicado por sus dirigentes como una alternativa más radical y combativa.

El ascenso del Front de Gauche

De hecho, el importante avance electoral del FI, si bien es un claro síntoma de este proceso, no es el único. Por encima de ello destaca su capacidad para movilizar a amplios sectores de la clase trabajadora y de la juventud francesa. En la primera vuelta de las elecciones presidenciales de 2012, el FI y su candidato Jean-Luc Mélenchon, obtuvieron el 11% de los votos, casi cuatro millones. Pero lo más significativo fue la gran asistencia a sus mítines públicos: 23.000 personas en Lile, 120.000 personas en la Plaza de la Bastilla el 18 de marzo de 2012 en el aniversario de La Comuna, 50.000 en Toulouse y un largo etcétera. El vigor del FI, y su conexión con el ambiente de radicalización entre amplios sectores de los trabajadores, quedó claro a principios del pasado mes de mayo, cuando Mélenchon encabezó una manifestación en París de 200.000 personas contra las políticas de austeridad.
Es necesario subrayar que este apoyo creciente al FI se sustenta en una política que ha roto con algunas de las verdades absolutas del orden establecido. Su programa electoral recogía la renacionalización de sectores estratégicos como la energía y el agua; la recuperación de la jornada de 35 horas semanales; la jubilación a los 60 años; un SMI de 1.700 euros y convertir a 800.000 trabajadores interinos en funcionarios públicos. Mélenchon ha afirmado públicamente que Cuba es una referente indiscutible en Latinoamérica, o que la solución al cierre de la factoría de Arcelor Mittal en Florange era la nacionalización de la empresa. Otro aspecto que sin duda despierta la confianza de la clase es la ausencia de sectarismo hacia la militancia del PSF: en la segunda vuelta de las presidenciales del pasado año, la crítica contundente al programa de Hollande no impidió que el FI discerniera la diferencia entre un presidente de la UMP (Sarkozy) y el PSF. Tras conocer los resultados de la primera vuelta, Mélenchon llamó al electorado del FI a votar críticamente por el candidato socialista.
Todas estas luces también tienen sus sombras. Tal es el caso de la intervención imperialista francesa en Malí. Si bien el FI ha denunciado por boca de Mélenchon los intereses espurios de las multinacionales galas en África, la solución promovida por el PCF de aceptar la intervención militar si se cambian los cascos de los soldados del ejército francés por los de la ONU, supone un abandono del punto de vista de clase e internacionalista contra el imperialismo. En todo caso, en los próximos años habrá grandes oportunidades para levantar una alternativa revolucionaria de masas. La burguesía, por su parte, utilizará tanto la represión como los intentos de asimilación de aquellos líderes que desafíen su autoridad. El parlamento y los avances electorales son una ayuda pero no un fin. El Frente de Izquierdas tiene una gran oportunidad para convertirse en esa alternativa, a condición de que defienda un programa socialista consecuente y se base en la movilización de la clase obrera. La tarea decisiva es construir una organización de combate por el socialismo, capaz de aglutinar e inspirar a la mayoría de los oprimidos.

1. Sondeo publicado por la edición francesa de The Huffington Post.
2. Los resultados electorales a partir de 2009 corresponden al Frente de Izquierda (Front de Gauche, FI), los reflejados con anterioridad corresponden al PCF.
3. Coalición de partidos constituida en 2009, cuyos dos principales integrantes son el PCF y el Partido de Izquierda. Este último fue fundado en noviembre de 2008 por destacados dirigentes de la izquierda del PSF como Jean-Luc Mélenchon, cuando rompieron con el partido tras el congreso de Reims donde la izquierda obtuvo el 19% de los votos.

Suma del porcentaje en la primera vuelta de UMP y PSF (en el caso de las europeas se trata de estimación de voto)

Legislativas                 Europeas
2007    64,27%           2009    44,36%
2012    56,47%           2014    34%
-7,80%                          -10,36%

                                         

Legislativas en % Presidenciales en % Europeas en %
2012 2007 2012 2007 2012 2007
UMP
27.12 39.54 27.18 31.18 19 27.88
FN 13.6 4.29 17.9 10.44 18 6.34
PSF 29.35 24.73 28.63 25.87 15 16.48
FI/PCF 6.91 4.29 11.1 15 6.48

1.Datos de la primera vuelta

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