Desde hace seis semanas 39.000 trabajadores de Verizon, el gigante norteamericano de las telecomunicaciones, están en huelga contra la propuesta de convenio presentada por la empresa. Se trata del mayor paro laboral en muchos años e ilustra la intensificación de la lucha de clases en el corazón del capitalismo mundial. Los trabajadores no sólo se enfrentan a la empresa, también tienen que soportar a una burocracia sindical que hace todo lo posible para aislar el conflicto y que no mueve un dedo para impedir que la empresa contrate esquiroles y bandas armadas para atacar violentamente a los piquetes.

Aumenta la conflictividad sindical

La huelga se está convirtiendo en un punto de referencia para otros sectores que en los próximos meses tendrán que negociar sus convenios, esa es la razón de la campaña de presión sobre los trabajadores para que acepten la propuesta de la empresa. El último intento ha sido una carta firmada por 88 congresistas del Partido Demócrata pidiendo a la plantilla que abandone la lucha. Frente a esto, Bernie Sanders ha participado en los piquetes y asambleas, al tiempo que en todos sus mítines pide el apoyo para los trabajadores de Verizon.

Esta lucha coincide con otras huelgas y luchas importantes como la de los profesores en Chicago y Detroit, las protestas sociales en Flint contra el envenenamiento del agua o las movilizaciones contra la larga lista de asesinatos policiales de jóvenes y trabajadores desarmados. El año pasado marcó un punto de inflexión en la lucha sindical, confirmado por las recientes cifras del Bureau of Labor Statistics (BLS): en 2015 aumentaron un 400% los días de trabajo perdidos por conflictos laborales. Entre las luchas más prolongadas estuvieron los cuatro meses de huelga de 5.000 trabajadores petroleros o la de 2.200 empleados del acero en Pittsburgh. La actual huelga en Verizon, los convenios pendientes que afectan a más de 570.000 trabajadores del servicio postal, a cientos de miles de empleados públicos y a otros tantos del sector del comercio al por menor, pronostican un nuevo incremento de la conflictividad sindical este año.

Sanders gana en Virginia Occidental y Oregon

Ya queda muy poco para que finalicen las primarias. En el campo demócrata, Bernie Sanders ha ganado con mayoría holgada en Virginia Occidental y Oregon, mientras Hillary Clinton ganaba por sólo 1.800 votos en Kentucky. El triunfo de Sanders en Oregon es significativo porque es el primer estado que gana en el que se elige candidato a través de elecciones cerradas. En ellas sólo votan los miembros del partido y son más propicias para las maniobras y el control del aparato demócrata. Hasta ahora Sanders había ganado todas las primarias que se celebraban mediante asambleas (caucus) y en las primarias abiertas donde podían votar simpatizantes.

El momento decisivo llegará el martes 7 de junio, ese día se celebrarán las primarias en Nueva Jersey, Nuevo México, Dakota del Norte y Dakota del Sur, Montana y California. Este último estado es el más importante, por ser el más poblado y porque elige 548 delegados. La campaña en California está siendo similar a la de otros estados: mientras Sanders provoca un enorme entusiasmo y abarrota estadios con decenas de miles de personas, Clinton provoca apatía y sólo reúne a unos pocos cientos de seguidores.

Las presiones sobre Sanders para que se retire han arreciado y proceden de todas partes. Estos últimos días, los medios de comunicación se han unido a la histeria del aparato demócrata publicando todo tipo de artículos y columnas de opinión en las que se equipara a los seguidores de Sanders con los ultraderechistas y fascistas que siguen a Trump. Incluso, algunos defienden que se impida la asistencia de los simpatizantes de Sanders a la Convención demócrata para evitar posibles actos violentos. Esto demuestra el nerviosismo que existe entre la clase dominante y sus representantes en el Partido Demócrata, que pensaban que Sanders no pasaría el ecuador de las primarias. Sin embargo, cuando faltan sólo siete estados para que termine el proceso electoral (las últimas primarias serán el 14 de junio en Columbia), Sanders continúa con posibilidades de ser el candidato más votado.

Donald Trump se queda solo

En el frente republicano el único candidato que queda es Donald Trump. Aunque no sea del agrado de todos los sectores de la clase dominante eso no anula el hecho de que represente sus intereses, ni de que Trump sea un producto genuino de las tradiciones más reaccionarias de burguesía norteamericana, reavivadas por la crisis y la creciente oposición y movilización de la clase obrera. Su campaña chovinista, nacionalista y saturada de racismo tiene como principal objetivo atraer a las capas medias desesperadas y empobrecidas por la crisis. El lema elegido, “EEUU lo primero”, combina la defensa de la guerra en el exterior para acaparar mercados y áreas de influencia, con la apelación al uso directo de la violencia para reprimir las tensiones sociales en política interior.

Las próximas semanas serán decisivas, en el terreno electoral veremos un aluvión de calumnias, difamaciones y provocaciones contra Sanders. También serán determinantes para los trabajadores de Verizon y los otros conflictos sindicales abiertos. Sin lugar a dudas, el apoyo de masas a Sanders, el aumento de las simpatías hacia el socialismo, la multitud de protestas sociales y la proliferación de disputas sindicales indican una recuperación de la lucha de clases en EEUU. Aunque en sus etapas iniciales, la combinación de la polarización política, el giro a la izquierda de jóvenes y trabajadores junto a los efectos sociales de la crisis, hará que en el próximo período la lucha de clases adquiera una velocidad explosiva.

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