¡Hay que hacer como en Italia: huelga general ya!

La movilización internacionalista contra el genocidio sionista se ha transformado en una potente rebelión. Las manifestaciones y acciones se multiplican por todos los países, y ahora, el movimiento obrero pone su sello protagonizando huelgas generales como la de Italia. La presión es tan fuerte, que muchas de las potencias occidentales que han patrocinado esta matanza durante dos años, corren demagógicamente a reconocer a un Estado palestino inexistente. Intentan tapar de esta manera su apoyo militar y financiero a Netanyahu, y su responsabilidad directa en el asesinato de cientos de miles de gazatíes y la destrucción completa de su territorio.

Señalando la complicidad de los Gobiernos imperialistas

Las imágenes de la paralización de Italia con una huelga general de 24 horas han sido un aldabonazo. Roma, Milán, Génova, Bolonia, Nápoles y decenas de ciudades más se llenaron el 22 de septiembre de cientos de miles de manifestantes, en una demostración de fuerza increíble. Como ya ocurrió con la masiva movilización de Madrid que impidió el blanqueo del sionismo en la Vuelta Ciclista, o con el desafío de la flotilla humanitaria que se dirige a las costas de Gaza, la acción por abajo es lo que provoca la sacudida del tablero político.

La movilización internacionalista contra el genocidio sionista se ha transformado en una potente rebelión. La lucha se multiplica por todos los países, y ahora, el movimiento obrero pone su sello protagonizando huelgas generales como la de Italia. 

La conciencia política está experimentando cambios abruptos. Sin duda alguna, la extrema derecha está avanzando, pero sería de una ceguera estúpida no ver que hay un tremendo proceso de radicalización a la izquierda entre una nueva generación de jóvenes y trabajadores. El genocidio en Gaza está actuando como un combustible incendiario de la polarización, y prueba hasta qué punto llega la barbarie del capitalismo y la crisis de la “democracia” burguesa.

Millones de personas están en shock, ven con sus propios ojos un holocausto como el que organizaron los nazis contra el pueblo judío. Y la indignación que ha provocado, y que se está traduciendo en un movimiento de masas incontenible, deja más al descubierto la hipocresía de las potencias responsables de alentarlo.

Producto de esta enorme presión, Gran Bretaña, Canadá, Francia y otros países se han apresurado a reconocer el Estado palestino. Anteriormente también lo hizo el Gobierno de Pedro Sánchez. Pero ¿qué significa realmente este reconocimiento cuando Gaza ha sido literalmente arrasada, su población asesinada y la ofensiva militar de Netanyahu continúa con el apoyo militar y financiero de esas mismas potencias?

Este reconocimiento es una hoja de parra para esconder su responsabilidad. De hecho, la diplomacia podrida que sigue abogando por la solución de los “dos Estados” oculta que esa opción ha empujado a la actual catástrofe. Israel es un Estado fundado sobre la base del colonialismo y la limpieza étnica contra el pueblo palestino. Durante décadas ha sido el portaviones del imperialismo estadounidense para defender sus intereses en la región. Al Estado sionista se le ha premiado con un apoyo militar y económico formidable, a pesar de las atrocidades sistemáticas que ha cometido, de sus continúas incursiones bélicas que han segado la vida de miles de civiles, de los miles de prisioneros palestinos que se hacinan en sus cárceles, de la ocupación ilegal de sus territorios y del robo de la tierra en Cisjordania mediante la utilización de colonos organizados como bandas fascistas.

Hace mucho ya que denunciamos que los Acuerdos de Oslo, urdidos por Washington con el apoyo entusiasta de la dirección de la OLP y de una gran parte de la izquierda reformista mundial, se convertirían en una herramienta muy útil para reforzar el régimen de apartheid sionista en los territorios ocupados. La ficción de un Estado palestino controlado y cercado por las armas israelíes solo provocaría más sufrimiento, opresión y muerte.[1]

Es imposible que el derecho del pueblo palestino a disponer de un Estado propio se pueda resolver en el marco del dominio capitalista, imperialista y sionista de Oriente Medio. El derecho a la autodeterminación del pueblo palestino solo puede venir de la mano de la revolución socialista, del derrocamiento del Estado terrorista sionista, y de todos los regímenes árabes burgueses, corruptos y vasallos de Washington, que jamás han movido un dedo por la causa palestina y han sido fundamentales para que Israel avance en esta estrategia devastadora.

El derecho del pueblo palestino a vivir en su propio territorio está indisolublemente unido a la lucha por el socialismo, a la conquista de una Federación Socialista de Oriente Medio, que siente las bases para una convivencia pacífica donde todos los derechos democráticos de los pueblos y naciones que lo integran puedan ser respetados. La idea de que la burguesía israelí va a tolerar un Estado palestino independiente, aunque tenga una base capitalista, es una completa farsa y una utopía reaccionaria. Jamás lo consentirán, como ha quedado claro en estos dos años.

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El derecho de los palestinos a vivir en su propio territorio está unido a la lucha por la conquista de una Federación Socialista de Oriente Medio, que siente las bases para una convivencia pacífica de los pueblos y naciones que lo integran. 

La lucha contra la peste parda del sionismo, del trumpismo, y del fascismo global solo se puede encarar con éxito sobre la base de un programa revolucionario e internacionalista, que levante con firmeza la bandera del socialismo para unir a toda la clase obrera y los pueblos oprimidos del mundo.

Señalar estas cuestiones de fondo tiene todo el sentido cuando observamos en la Asamblea General de la ONU los lamentos y los golpes de pecho de numerosos líderes ante este crimen contra la humanidad. Pero ¿qué han hecho esos mismos líderes en estos dos años? Apoyar la maquinaria de guerra sionista. ¿Qué van a hacer a partir de ahora? Multiplicar sus gestos, pero intentando orillar cualquier medida efectiva que frene al imperialismo estadounidense y a su aliado Netanyahu.

Las palabras de Macron, de Pedro Sánchez o del rey Felipe VI son la respuesta, incómoda, a una crisis política de órdago en los países capitalistas que han reivindicado constantemente el derecho de Israel a “defenderse”, y que han protegido al sionismo de todas las formas posibles.

La razón de este conmovedor cambio de “opinión” se explica por la oposición al genocidio entre la clase obrera y la juventud de todo el mundo, que correctamente conecta este crimen contra el pueblo palestino con las políticas represivas salvajes que estamos sufriendo en las “democracias avanzadas”, muchas de ellas auspiciadas por la socialdemocracia, y la agenda que la extrema derecha está defendiendo, e imponiendo, en toda una serie de países con el beneplácito de la clase dominante.

Los bloques imperialistas y el sionismo

El 15 de septiembre la relatora de la ONU para Palestina, Francesca Albanese, denunciaba públicamente que el número de víctimas en Gaza es diez veces superior al considerado hasta ahora: “Deberíamos empezar a pensar en 680.000 porque este es el número que algunos académicos y científicos afirman que es la verdadera cifra de muertos en Gaza”.[2] De esas 680.000 víctimas, al menos 380.000 serían niños y niñas.

Como parte de la “solución final” anunciada hace meses por Netanyahu, el 21 de septiembre portavoces del ejército sionista informaban que “las fuerzas de la 36 división han comenzado su entrada en la ciudad de Gaza” tras “dos semanas de intensos preparativos para operaciones de combate ampliadas”.[3] Con ese eufemismo asqueroso, los nazisionistas se refieren a decenas de ataques aéreos y centenares de bombas que han reducido la ciudad de Gaza a la Edad de Piedra, asesinando a miles, alrededor del 75% niños y niñas, y expulsando a otros centenares de miles al desierto, entre 300.000 y 500.000, con el objetivo de matarles por inanición.

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Las palabras de Macron, de Pedro Sánchez o de Felipe VI son la respuesta, incómoda, a una gran crisis política en los países capitalistas que siempre han reivindicado el derecho de Israel a “defenderse”, y han protegido al sionismo constantemente. 

Prácticamente al mismo tiempo, Bezalel Smotrich, ministro de Finanzas del Gobierno sionista y jefe de facto de las bandas de colonos fascistas, presentaba un plan para la anexión del 82% de Cisjordania. Algo que de hecho ya vienen imponiendo las bandas fascistas que dirigen él y el ministro de Seguridad, Itamar Ben Gvir, formando los llamados “batallones de seguridad” con unidades regulares del ejército israelí para acribillar a balazos a las familias palestinas, derribar sus casas y despojarlas de sus tierras.[4] ¡Mil asesinatos, solo en lo que va de año, en Cisjordania![5]

“Esto es el sionismo en su máxima expresión: construir, colonizar y fortalecer nuestra soberanía en la Tierra de Israel [...] El Estado palestino está siendo borrado del mapa, no con eslóganes, sino con hechos. Cada colonia, cada barrio, cada unidad de vivienda es otro clavo en el ataúd de esta peligrosa idea”[6] proclama orgulloso Smotrich. Esta es la respuesta del Estado sionista, y su protector el imperialismo estadounidense, a los Gobiernos que les plantean el reconocimiento de “dos Estados”.

Para el imperialismo estadounidense el holocausto en Gaza no es un mal menor que les impone Netanyahu sino una apuesta estratégica, una necesidad en su lucha por no perder definitivamente la hegemonía mundial frente al avance imparable del bloque rival formado por China y Rusia en todo el mundo, incluido Oriente Medio.

El capitalismo tal como se conoció en las décadas posteriores a la Segunda Guerra Mundial ha desaparecido, así como el nuevo orden mundial imperialista que Washington creyó imponer tras la caída del Muro de Berlín en 1989, y del que nacieron los Acuerdos de Oslo en 1994.

El imperialismo estadounidense necesita al nazisionismo para enviar el mensaje de que, a falta de fuerza para imponerse en el terreno económico y productivo, siguen disponiendo de un enorme poder destructivo en el terreno militar y están dispuestos a emplearlo. Para quienes todavía dudan, el vicepresidente Vance visitó Tel Aviv coincidiendo con el inicio de la ofensiva contra Ciudad de Gaza y la presentación de los planes para anexionarse Cisjordania. Lo único que está discutiendo Trump con Netanyahu es el reparto del botín.

Y lo mismo se puede decir respecto al cinismo de las burguesías árabes. Su actitud reprimiendo las manifestaciones de apoyo al pueblo palestino, y su colaboración activa con Washington, están provocando una acumulación de indignación y rabia que, más pronto que tarde, desatará estallidos revolucionarios.  

Por otra parte, es imposible entender la impunidad del nazisionismo sin partir de los gigantescos beneficios que los bancos y las grandes empresas de los diferentes bloques imperialistas obtienen de la ofensiva militar sionista, y de los que esperan con los planes para la “reconstrucción”, con el turismo, la especulación inmobiliaria, la explotación de recursos gasíferos y agrícolas, etc.

La Administración estadounidense envió de octubre de 2023 a octubre de 2024 ayuda militar por valor de 17.900 millones de dólares.[7] El 38% del presupuesto militar sionista de ese año. Las empresas privadas norteamericanas invirtieron también en 2024 39.200 millones de dólares en Israel. Así mismo, las empresas y bancos europeos lideran la inversión extranjera directa en el Estado sionista, con 72.100 millones.[8] Muchas de estas inversiones son en los territorios ocupados. Por su parte, China espera llegar este año a 20.000 millones en inversión directa y ya es el primer inversor y proveedor del régimen sionista en industrias clave para su aparato militar y tecnológico.

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Es imposible entender la impunidad del nazisionismo sin partir de los gigantescos beneficios que los bancos y las grandes empresas de los diferentes bloques imperialistas obtienen de la ofensiva militar sionista, y los que esperan con la “reconstrucción”, el turismo, etc. 

En su gran juego por la hegemonía mundial, ni China ni Rusia, potencias que desde algunos sectores de la izquierda se maquillan como “amigas del pueblo palestino”, han movido un dedo ante el genocidio. En realidad, Beijing y Moscú podrían haber puesto contra las cuerdas a Netanyahu, pero no lo han hecho, y siguen facilitándole recursos con el fin de que sus proyectos, acuerdos y negocios en la zona no se vean comprometidos.

Pararlo todo para parar el genocidio ¡Huelga general de 24 horas ya!

Aunque el sionismo sigue teniendo un apoyo mayoritario entre la población israelí, las manifestaciones contra Netanyahu también se han extendido a partir de la presión internacional, y ante la perspectiva de una intervención militar perpetua que tendrá un coste interno muy fuerte.

Es evidente que la mayoría de los dirigentes de las protestas se limitan a pedir una tregua para negociar con Hamás la liberación de los rehenes, sin ir al fondo y cuestionar las políticas de ocupación y limpieza étnica. Pero la polarización que reflejan estas movilizaciones y la negativa de 100.000 jóvenes a incorporarse al ejército demuestra que el malestar entre la juventud y la clase obrera judías, y por supuesto entre la minoría árabe, que representa el 20% de la población y está totalmente oprimida, existen y crecerá más en el futuro.

La tarea en estos momentos es clara: intensificar y extender la movilización popular en todo el mundo. Solo podemos confiar en las propias fuerzas del movimiento, y no en las declaraciones y gestos hipócritas de la burguesía europea y sus políticos a sueldo. 

En el Estado español la dinámica de la lucha es completamente ascendente. La huelga general estudiantil convocada por el Sindicato de Estudiantes (SE) para el 2 de octubre será una importante palanca, al igual que las manifestaciones multitudinarias del 4 y 5 de octubre. Y este gran movimiento de masas, impulsado por miles de activistas, organizaciones y colectivos de la izquierda militante, es lo que está presionando a las cúpulas de CCOO y UGT a moverse un poco y abandonar su vergonzosa pasividad.

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La tarea en estos momentos es clara: intensificar y extender la movilización popular en todo el mundo. Solo podemos confiar en las propias fuerzas del movimiento, y no en las declaraciones y gestos hipócritas de la burguesía europea y sus políticos a sueldo.  

Su anuncio, tímido todavía, de una Jornada de Lucha para el 15 de octubre es completamente insuficiente. Lo que deben hacer es asumir su responsabilidad y convocar ya una gran huelga general de 24 horas contra el genocidio que paralice toda la actividad económica y productiva. Hacer como en Italia es el mejor camino para imponer realmente el embargo total e íntegro de armas al sionismo, y acabar con todas las relaciones económicas y diplomáticas con Israel. No hay tiempo que perder, lo que nos jugamos es mucho.

¡Huelga general de 24 horas para parar el genocidio!

¡Ruptura total de relaciones con el Estado sionista ya!

¡Por una Federación socialista de Oriente Medio!

¡Desde el río hasta el mar, Palestina vencerá!

 

Notas:

[1] Un análisis a fondo de nuestra posición en el artículo de Marxismo Hoy, El genocidio sionista en Gaza y la cuestión nacional palestina

[2] La relatora de la ONU sobre Palestina denuncia que la cifra de muertos en Gaza podría ser 10 veces más de lo estimado

[3] El Ejército israelí avanza en su ofensiva terrestre en la ciudad de Gaza con la entrada de más tanques

[4] Israel despliega 5 batallones en el campo de refugiados de Balata, norte de Cisjordania

[5] Casi 1.000 palestinos asesinados en Cisjordania desde octubre de 2023, según la ONU

[6] Israel da un paso decisivo para la colonización y anexión de Cisjordania

[7]  Estados Unidos gasta un récord de 17.900 millones de dólares en ayuda militar a Israel desde el pasado 7 de octubre

[8] Economic sanctions now: the EU is Israel’s largest investor

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