El medioambiente es mucho más importante que los beneficios empresariales
La Autoridad Portuaria de Valencia (APV) –institución dependiente del Ministerio de Transportes, presidida por Aurelio Martínez (PSOE) y donde participan la Asociación Valenciana de Empresarios, entre otras– en 2020 lanzó el proyecto para una mega ampliación del Puerto de Valencia. El proyecto consiste en la construcción de una nueva terminal de 134 hectáreas (equivalente a 150 campos de fútbol) que duplicaría la superficie del puerto y multiplicaría su capacidad para mover y almacenar contenedores. Actualmente, el Puerto de Valencia es el primero del Mediterráneo y el cuarto de Europa en movimiento de contenedores, gestiona 5 millones al año. Con la ampliación, la cifra alcanzaría a los 12 millones.
La APV, con la complicidad del Ministerio de Transportes y de Transición Ecológica y el apoyo activo del presidente Ximo Puig, pretende sacar adelante la ampliación basándose en una declaración de impacto ambiental del año 2007, basada a su vez en una ley de 1986, y en un proyecto que realizó el Partido Popular que se ha modificado sustancialmente.
La Comissió Ciutat-Port i diferentes asociaciones vecinas y ecologistas, ya están organizando una gran movilización en la ciudad de València para el próximo 22 de octubre para luchar contra la ampliación y proteger nuestro ecosistema de la avaricia patronal.
La Albufera bajo amenaza
Las consecuencias que tuvo la ampliación aprobada en 2007 nos permiten hacernos una idea de la catástrofe medioambiental que supondrá este nuevo proyecto. En 2012 se construyeron dos diques de abrigo (rompeolas) mar adentro, provocando una regresión acelerada de las playas que van desde el sur del puerto hasta el cabo de Cullera. En diez años, la anchura de la playa de Pinedo se ha reducido en 10,10 metros, la del Recatí 7,3m y la del Saler 6,6m. Pero sin duda, el problema más grave se encuentra en la Garrofera, cuya playa ha perdido 30 metros de arena.
Ahora, este ecocidio se pretende multiplicar por diez. El retroceso y la erosión de las dunas protegidas en la Dehesa del Saler –dañadas por el oleaje y el efecto sombra que provoca la infraestructura de 2012– provocarán que la barrera natural que rodea la Albufera quede destruida. El desenlace final será la destrucción del Parque Natural de la Albufera –el propio lago se salinizará por la entrada de agua marina–, una reserva natural protegida de incalculable valor que es el entorno natural de una gran biodiversidad y también de las poblaciones de toda la Horta sur.
Además, la lista de las consecuencias negativas aumenta exponencialmente por el impacto que supondrá el incremento del tráfico marítimo. Cuantos más buques cargueros pasen por el puerto, mayor será la emisión de CO2 y de otros gases como el óxido de azufre, y mayor el vertido de aguas grises en toda la Bahía.
Un regalo para las grandes multinacionales del transporte marítimo y la patronal
La ampliación del puerto de Valencia es una clara reivindicación de la patronal valenciana. El objetivo está claro: aprovechar la inversión pública de 4.000 millones de euros anunciada por el Gobierno central para aumentar sus beneficios con la explotación del medioambiente.
Como siempre sucede, los empresarios han puesto en marcha su maquinaria de propaganda. El presidente de la APV se excusa en la necesidad de la ampliación porque las exportaciones valencianas se encuentran muy afectadas y es urgente luchar contra la “ralentización” del puerto, algo que creará “crecimiento económico” para la ciudad y 40.000 nuevos puestos de trabajo. Pero, la realidad es que el único crecimiento económico será el que vivirán los bolsillos de los capitalistas mientras los empleos que se creen serán temporales, precarios y sin seguridad laboral. ¿De verdad pretenden que nos creamos que la ampliación del puerto creará puestos de trabajo estables?
La principal beneficiaria de esta operación será el grupo naviero Mediterranean Shipping Company (MSC), una de las más poderosas multinacionales de transporte marítimo del mundo y que en la actualidad posee la concesión de la nueva terminal norte en Valencia. MSC, que terminó 2018 con una cifra de negocios de 174,5 millones de euros y 2,3 millones de beneficios netos, recientemente ha sido protagonista de un conflicto en el Puerto de Castellón contra Maersk, el otro gigante del transporte marítimo internacional. MSC era el principal operador de Castelló, con más de 60.000 contenedores anuales llenos de cerámica, mientras Maersk es el propietario de la principal terminal del puerto y quien subió un 18% las tarifas de operación. Fue entonces cuando MSC optó por desviar las exportaciones hacia el Puerto de València, algo que supone el desplazamiento de 26.000 camiones anuales entre las dos ciudades. Es evidente que para MSC, la nueva terminal del puerto valenciano es un golpe estratégico clave para sus intereses económicos.
Otro de los afortunados de este juego será el presidente de la Asociación Valenciana de Empresarios, Vicente Boluda. La ampliación del puerto trasladaría la terminal de cruceros de su ubicación actual a los terrenos de los antiguos astilleros de Unión Naval de Valencia, cuya titularidad indirecta del 100% de las acciones es de Boluda Corporación Marítima –una maniobra que está siendo investigada por la Fiscalía Anticorrupción–.
El gobierno central, mediante la APV, vuelve a ser un garante de la voluntad de los capitalistas y la patronal y les ofrece todas las facilidades para hacerse de oro. El escándalo es tan mayúsculo, que incluso ha provocado divisiones dentro del Govern del Botànic. Mientras Compromís y Podem mantenían su “no” al proyecto, el gran rechazo social y la movilización de distintas asociaciones ha forzado a Ximo Puig, quien hasta hace nada aplaudía con entusiasmo el proyecto, a mostrar ahora sus “dudas” sobre la validez de la documentación necesaria para llevarlo a cabo.
¡Basta ya de avaricia patronal! Todos y todas a las calles el 22 de octubre
Llevamos años asistiendo a la catástrofe que conlleva el cambio climático y la destrucción del medioambiente asociada al modo de producción capitalista y al lucro empresarial. La ampliación del Puerto de Valencia es un paso más hacia el desastre, y por eso debemos frenarlo. Es necesario defender la nacionalización de las multinacionales de infraestructuras, construcción y del transporte marítimo, así como de la banca, y que el dinero público se invierta en un transporte y producción ecológicos y sostenibles, y así poder crear miles de empleos estables.
El único lenguaje que entienden los grandes capitalistas y quienes desde los distintos gobiernos protegen sus intereses es el de la presión, la movilización por abajo y la lucha en las calles. ¡Todas y todos a la manifestación del 22 de octubre a las 18:30h en Plaça de Saragossa! Tenemos que levantar un gran movimiento de lucha en defensa del planeta y por unas condiciones laborales y de vida dignas para la clase trabajadora y la juventud.