Acto-Homenaje organizado por la Plataforma abierta Al Alba: 27 de septiembre, a las 18:30 en el Auditorio Marcelino Camacho. C/Lope de Vega, 40, Madrid
El 27 de septiembre de 1975 pelotones de voluntarios de la Guardia Civil y la Policía Armada llevaron a cabo los últimos fusilamientos de la dictadura. Xosé Humberto Baena, José Luis Sánchez-Bravo y Ramón García Sanz, militantes del FRAP, y Jon Paredes “Txiki” y Ángel Otaegi, de ETA, fueron las víctimas de este crimen político.
La crisis política y económica fueron las características centrales de los últimos años del franquismo. La lucha, la movilización, las huelgas, eran el contexto cotidiano al que se enfrentaba la moribunda dictadura. El régimen, herido de muerte, se revuelve como un animal herido y decide asesinar y golpear con dureza para dar un escarmiento.
En los años 1974 y 1975 fue cuando se produjeron más detenciones, juicios y procesos en el Tribunal de Orden Público. Había secuestros de periódicos, estados de excepción y muchos asesinatos por parte de la policía y la Guardia Civil. En 1975 hubo más de 30 personas asesinadas por el simple hecho de repartir propaganda y realizar otras actividades antifascistas.
Esa fue la respuesta de la dictadura a la profunda y extensa oleada de movilizaciones que recorría todos los rincones del Estado español. Así, el verano de 1975 la jurisdicción militar inició cuatro consejos de guerra contra militantes antifranquistas en los que, tras unos escandalosos juicios farsa, se impusieron 11 penas de muerte. Al final, seis fueron conmutadas por cárcel, pero los otros cinco asesinatos decretados, si se llevaron a cabo.
Rememorando estos crímenes hay que reafirmar que ni olvidamos ni perdonamos, en un momento en el que, precisamente, formaciones de corte fascista, ultraderechistas y neonazis están de nuevo en plena actividad dispuestos a liquidar los derechos arrancados gracias a la lucha de esa época. ¡No pasarán!
El 27 de septiembre a las 18:30 tenemos una cita en el Auditorio Marcelino Camacho para volver a hacer un merecido homenaje a los asesinados aquel fatídico amanecer del 27 de septiembre de 1975 y a tantas y tantos resistentes antifascistas anónimos que lo dieron todo para echar abajo a la sanguinaria dictadura de Franco y acabar con la opresión capitalista.
