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Las calles de Barcelona se tiñen de blanco en defensa de la sanidad pública y unas condiciones laborales dignas

El 12 y 13 de diciembre las enfermeras, trabajadoras sociales sanitarias, TCAI, GIS y diferentes categorías laborales secundaron la huelga convocada por CATAC-CTS, Intersindical, CGT, Som Intersindical, Som Sanitat e Infermeres de Catalunya. Miles de trabajadoras y trabajadores llenaron las calles de Barcelona en repulsa a la firma del III Conveni de l'Institut Català de la Salut, acordado por el Govern con las direcciones sindicales de CCOO, UGT, Metges de Catalunya y SATSE.

Infermeres de Catalunya ha mantenido su llamamiento a la huelga indefinida y el día 15 miles volvieron a salir a las calles llenas de fuerza para continuarla hasta conseguir sus reivindicaciones, ante un convenio que no toma ninguna medida para acabar con la precariedad y la falta de recursos en la sanidad pública, y sigue fomentando su privatización. Las jornadas de lucha han continuado, incluyendo una nueva huelga mañana día 20.

Las trabajadoras sanitarias han dicho basta. No al III Acuerdo 

La firma del convenio ha sido la gota que ha colmado el vaso. Años arrastrando condiciones laborales cada vez más precarias, más competencias y responsabilidades pero con el mismo tiempo y sin reconocimiento alguno, la brecha salarial más grande de toda Catalunya (37%) por el enorme peso de la empresa privada en un sector muy feminizado, condiciones que obligan al personal a no poder atender a los y las usuarias con el tiempo y la calidad necesaria y a que muchas trabajadoras sufran cada vez más enfermedades mentales que las empuja a coger la baja o incluso a abandonar la profesión.

El conseller de Salut de la Generalitat, Manel Balcells, asegura que es un gran acuerdo, que permite que a largo plazo haya un único modelo, permitiendo que Catalunya pueda ser más competitiva con otras comunidades autónomas y el extranjero para que el personal sanitario no se vea obligado a marcharse fuera en busca de mejoras. Argumenta que el acuerdo mejora sustantivamente las condiciones laborales del conjunto de los profesionales del ICS. Apela también a que el problema es “tener las manos atadas” ya que las reivindicaciones de los y las trabajadoras dependen del Gobierno central del Estado. ¡Balones fuera para desviar la atención y defender este nuevo ninguneo al personal sanitario!

Mientras, las calles de Barcelona se han llenado de miles de trabajadores y trabajadoras al grito de “Mira conseller, estamos todas en la calle”, “No somos médicos low cost” o “Las enfermeras decimos basta, no al III Acuerdo”. Y es que mientras el conseller y las direcciones sindicales que han firmado el acuerdo, lo defienden con uñas y dientes, la realidad es que el poder adquisitivo perdido durante los últimos 20 años y la inflación de los últimos 2 no va a ser recuperado, las mínimas subidas que van a percibir no va a ser la misma para todos los colectivos y ni para el mismo colectivo dependiendo del puesto que ocupen, tampoco la reducción de jornada que se define sobre el papel (ya se han incumplido medidas similares recogidas en otros acuerdos) va a ser equitativa. Ante el intento del Govern de crear división entre los distintos profesionales de la sanidad pública, hay que defender la unidad en la lucha por una sanidad pública de calidad, por el reconocimiento de categoría laboral y las reivindicaciones de las trabajadoras más precarizadas y, en general, por unas condiciones de trabajo dignas para todos y todas, con todos los recursos necesarios para atender con dignidad a la población.

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Las calles de Barcelona se han llenado de miles de trabajadores y trabajadoras al grito de “Mira conseller, estamos todas en la calle”, “No somos médicos low cost” o “Las enfermeras decimos basta, no al III Acuerdo”. 

Basta de precariedad y de expolio a la sanidad pública. ¡Es un derecho, no un negocio!

La situación de la sanidad pública en Catalunya es desoladora para el personal sanitario y los y las usuarias. La demora para operarse es de 131 días, por encima de la media del Estado español que es de 112 días. El tiempo de espera medio en 2023 para una cita especializada es de 103 días, con un incremento de más de un 13% si lo comparamos con los datos de 2022, y también ha aumentado en un 8% el tiempo de espera para realizar una prueba diagnóstica. La plantilla de profesionales en salud mental es irrisoria, a pesar de su necesidad imperiosa, que se muestra en su faceta más cruda con 607 suicidios en 2022, un 5% más que en 2021, la cifra más elevada desde que hay registros (2005). Mientras esto sucede, Catalunya es la comunidad autónoma que tiene la sanidad más privatizada. El porcentaje destinado a conciertos es del 23,6%, el mayor de todo el Estado con mucha diferencia (la siguiente es Baleares con un 9,2%). El número de camas privadas representa el 39,2% del total, siendo la segunda la CAM de Ayuso con un 13,6%. En los ocho años de Gobiernos de ERC en la Generalitat, no ha revertido esta situación alimentada desde los 80 por la derecha de CiU (ahora Junts). Al contrario, la sanidad privada se ha llenado cada vez más los bolsillos. Las empresas de seguros privados han aumentado un 16% su negocio en la última década, fruto de la falta de recursos cada vez mayor para la sanidad pública, siendo la segunda comunidad que menos dinero público invierte en esta.

La atención sanitaria a la que nos enfrentamos los y las catalanas cuando acudimos a las consultas médicas es precaria, como las condiciones laborales que tienen que soportar las enfermeras y personal del ICS, que acumulan una tensión y falta de recursos especialmente insoportable desde la pandemia de Covid. Sufrimos en primera persona el expolio que durante años se ha practicado a la sanidad pública en pro de los beneficios del negocio de la privada. La firma del III Acuerdo del ICS ha sido el detonante. Las enfermeras y el personal del ICS han dicho ¡basta! Una nueva marea blanca, como en enero de este año con la huelga de médicos, enfermeras y personal sanitario, ha llenado las calles de Barcelona, demostrando la fuerza que hay entre la clase trabajadora. Este es el camino.

¡Hay que acabar con la paz social! ¡Por unos servicios públicos dignos y de calidad!

Hay que romper la paz social impuesta por las direcciones sindicales de CCOO y UGT y el Gobierno “más progresista de la historia” de PSOE-UP, que no ha revertido la destrucción de la sanidad pública. Ahora, tras la expulsión de Podemos y un SUMAR totalmente entregado al PSOE, con la nueva ministra de Sanidad Mónica García diciendo que “la sanidad privada no debería estar preocupada, tiene su negocio” y con el presidente de HM Hospitales afirmando “estamos esperanzados con la nueva ministra, parece que se va a dedicar a lo importante”, no podemos esperar sino un giro a la derecha.

En Catalunya, el Govern puede colgar un gran cartel en el Palau de la Generalitat de Plaça Sant Jaume diciendo que hay más médicos y profesores que nunca, pero la realidad es que la devastación de la sanidad, la educación y en general los servicios públicos, es desoladora. Es el momento de aprovechar la fuerza que han demostrado las enfermeras y personal del ICS, e impulsar la lucha unificada de todos y todas las profesionales sanitarias y del conjunto del sector público en Catalunya. Es necesario preparar una gran huelga general del sector público en Catalunya, desde abajo, con asambleas en todos los centros de trabajo, haciendo un llamamiento al conjunto de la ciudadanía para extender la lucha. Así podremos defender una sanidad pública de calidad no solo en Catalunya sino en el resto del Estado.

Las grandes movilizaciones de la sanidad en Madrid, la educación en Andalucía y Galiza y el sector público en Euskadi, muestran la disposición a dar la batalla contra los planes del PP y del PNV, y señalan con claridad las reivindicaciones que debe atender el gobierno central. Existe potencial para unificar y fortalecer la defensa de unos servicios públicos dignos. ¡La lucha es el único camino!

¡La sanidad no se vende, la sanidad se defiende!


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