Tras la reunión sorpresa, a finales del mes de mayo, entre uno de los máximos responsables de la empresa a nivel europeo y dirigentes de las secciones sindicales, todo son especulaciones. Poco o muy poco se sabe de lo que se trató en ella pues nadie ha salido de forma oficial explicando el contenido de dicha reunión. Lo que parece fuera de toda discusión es que se trata de dinamitar las actuales condiciones laborales ya sea “por las bravas”, de forma inmediata, o en la negociación del próximo convenio.

Como recientemente ha declarado el señor Lakshmi Mittal, presidente y accionista mayoritario, en la asamblea anual del World Steel Dinamic en Nueva York: “Mejorar la competitividad debe ser un objetivo, y Europa no lo conseguirá cuando sólo se trabajan alrededor de 1.600 horas al año mientras en EEUU se trabajan 2.000”. Mientras tanto uno de los dos hornos altos de Veriña, después de repararse este verano ya no arrancará, a la espera de cómo evolucione la demanda en el mercado del acero, con lo que un ERE rotatorio para todo el personal está prácticamente garantizado. De hecho, ya han comenzado a parar instalaciones en laminación en frío. A esto hay que añadir que las inversiones en unas nuevas baterías de cock en Gijón se han retirado y las baterías de Avilés tienen los días contados ya que estaba previsto que se cerrasen y se entregasen los terrenos al ayuntamiento, con lo que la producción de cock para alimentar los hornos altos quedaría en suspenso.

El futuro de Veriña en el aire

El futuro de la acería de Veriña sigue sin estar claro pese al acuerdo de mediados de marzo que suponía la eliminación, como mínimo, de 76 puestos de trabajo. De momento han conseguido algo que siempre les viene muy bien: la flexibilidad y la movilidad de la plantilla, suprimiendo la división entre personal de mantenimiento y el de producción. La idea es que todos trabajemos en todo, lo que supone un aumento salvaje de los ritmos de trabajo, un peor mantenimiento, menos seguridad y, evidentemente, menos plantilla. Pero, no será suficiente. Los ratios por tonelada-hombre que plantean son prácticamente imposibles de conseguir. Nuevos y más profundos ataques nos esperan, sin descartar a medio plazo el cierre de la acería de Veriña, lo que abriría la senda de un cierre paulatino de la siderurgia en Asturias, como en su momento le sucedió al sector naval.
Si no hace mucho éramos una de las empresas del Grupo Mittal más productivas y rentables, ahora, al parecer, hemos pasado a ser un lastre. ¿Qué ha sucedido? La crisis económica, que ha paralizado la industria, el consumo y la construcción hace que la demanda de acero esté bajo mínimos. El grupo Arcelor-Mittal a escala mundial cerró el primer trimestre con unos beneficios de 8,4 millones de euros, un 99% menos que el año pasado. Beneficio centrado sobre todo en la economía de los Estados Unidos, Canadá y los llamados países emergentes, mientras en Europa se acumulan unas pérdidas de 219 millones de euros en el mismo periodo, esperando un segundo semestre aún peor.
Por ello, al señor Mittal le sobran instalaciones en Europa y no tiene ningún reparo en cerrar unas definitivamente (Lieja, Madrid, Schifflange), en aplicar en otras lo que llaman “paradas temporales” (Florange, Eisenhüttenstadt, Rodage, Sestao...), concentrando la producción en aquellas más rentables, sometiéndolas a un chantaje constante: o se acepta la degradación continua de las condiciones laborales o la amenaza del cierre. Se trata de mantener las tasas de beneficio en plena crisis, a toda costa. Ceder sin lucha en derechos laborales y puestos de trabajo nos coloca en peor posición para defender unas condiciones laborales dignas y en un futuro —quizás no muy lejano— la viabilidad de la empresa.

Por un plan de lucha contundente

Tanto los dirigentes de UGT como los de CCOO tienen que rechazar cualquier acuerdo que suponga pasos atrás porque no servirá para frenar los ataques de la empresa sino para darle aún más confianza. Lo más urgente es la convocatoria de asambleas generales conjuntas, donde los trabajadores podamos conocer y discutir el calado real de las intenciones de la empresa y decidir y votar un plan de movilizaciones contundente, si fuera necesario. Sólo así podremos fortalecernos y enfrentarnos con éxito a los ataques de la empresa. Además, no somos la única empresa que afronta ataques muy graves. También la minería o la educación están sumidos en una dura batalla para mantener las condiciones laborales y los puestos de trabajo. Las plantillas de Asturiana de Zinc y ALCOA están siendo amenazadas de cierre si no se renegocia la tarifa eléctrica. La movilización en este momento de una empresa emblemática como Arcelor conjuntamente con estos sectores tendría una capacidad de presión tremenda. También es urgente coordinarse para acometer movilizaciones conjuntas con el resto de empresas del grupo, que están sufriendo en mayor o menor medida los ataques. Los compañeros de Florange marcan el camino, con la movilización continua de la plantilla: ocupación de la fábrica, marcha a París, irrumpiendo con fuerza en la campaña electoral para las elecciones presidenciales, obligando tanto a Sarkozy como a Hollande a comprometerse en defender la continuidad de la fábrica.
Somos muy conscientes que, ni las declaraciones institucionales, ni los compromisos electorales, ni las gestiones más o menos ágiles en las oficinas centrales en Luxemburgo son garantía de futuro. Lo que puede garantizar la continuidad de los puestos de trabajo en unas condiciones dignas es la fortaleza y la capacidad de lucha de la plantilla y eso es responsabilidad de los dirigentes de UGT y CCOO, quienes deben empezar por explicar a la plantilla cuáles son las pretensiones de la empresa. Además, a la vista de la actual situación económica y de la actitud de la patronal, para defender las actuales condiciones laborales y salariales, y garantizar la estabilidad en el empleo es necesario reivindicar también la renacionalización de la empresa.

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