El Govern del PP está realizando una campaña de intimidación hacia los trabajadores de FGV, muy similar a la que cometió contra los de la EMT. Desde hace meses, y con la excusa de que la empresa (que se encarga de las líneas de metro y tranvía de Valencia, Alicante y sus respectivas periferias) no es rentable (según ellos, es deficitaria en mil millones de euros anuales), está amenazando con un ERE de despidos, preparando psicológicamente el terreno para la aceptación de las bajas. Sin embargo, parece ser que en los últimos días están amenazando con un ERE inminente (para finales de mes), que podría suponer el despido de (según fuentes del PP) un mínimo de 400 trabajadores. Unos despidos que, como no puede ser de otra forma, redundarían en el recorte y precarización del servicio (hay fuertes rumores de que la línea 1 de metro dejará de funcionar más allá de Torrent). Ante esta grave situación, el viernes 28 de septiembre se realizó una multitudinaria asamblea, donde el Comité anunció “movilizaciones y huelgas” (sin concretar a la hora de escribir esta nota) para “negociar un ERE sin despidos”. El ambiente está caliente, hacía mucho tiempo que no había tanta asistencia a una asamblea.
No se puede separar este ataque de los continuos despidos que está sufriendo todo el sector público valenciano: Ràdio-Televisió Valenciana (1.200), Institut Valencià de la Vivenda (208), educación pública (miles de interinos), sanidad (rumores de cierre del Hospital de Crónicos de Porta Coeli) y así hasta cinco o seis mil trabajadores, que pretende despedir el PP este otoño. Como indicamos una y otra vez desde el Sindicat d’Estudiants, El Militante y bastantes sindicalistas del sector público, los ataques a la plantilla de la EMT eran el precedente de despidos en el resto del sector público. Como decían muchos trabajadores de EMT y FGV: “cuando acaben con la EMT irán a por FGV”. Lo que no hace sino resaltar la miopía de la mayoría del Comité de la EMT, aceptando un acuerdo de recorte salarial salvaje, que no garantiza el mantenimiento del empleo, y que evidentemente dificulta la tarea clave para parar esta ofensiva: la confluencia de la lucha en todo el sector público, y dentro de él en el transporte público, como han hecho los servicios públicos de metro y autobús urbano (coincidiendo parcialmente con el sector ferroviario)  en Madrid y Barcelona.
Mientras se preparan a podar FGV de servicio y trabajadores, están desmantelando líneas de autobuses (este verano se suprimieron las 21 y 22, especiales a la playa, y ahora se eliminan las 63 y 41, dejando Vinalesa, Alboraia y Mislata sin servicio; y se deja la línea 19 con sólo cuatro autobuses) y disminuyendo la frecuencia de paso. Es urgente que los comités afectados y las federaciones correspondientes extiendan y unifiquen la lucha. La movilización empresa a empresa no salvará a ninguna. Llamamos a los trabajadores de FGV a presionar al Comité para que se dote de un plan de extensión, y a combatir tendencias corporativas que juegan un papel nefasto en la defensa de todos los puestos de trabajo.

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