El próximo 12 de junio realizaremos la cuarta huelga general comarcal en la historia de Ferrol, convocada conjuntamente por los sindicatos de clase CCOO, CIG y UGT. Las tres primeras se convocaron a mediados de los años 80, dos con motivo de la reconversión naval y una por el convenio de Bazán (hoy Navantia). Desde entonces han pasado más de 25 años y muchos acontecimientos, pero hoy como ayer la lucha es la misma: defender el futuro de miles de trabajadores amenazados por un sistema depredador, que primero son usados y luego tirados en función de los intereses de la clase dominante.

Ferrol y comarca son muy dependientes del sector naval: una comarca de apenas 150.000 habitantes tiene a 6.000 obreros trabajando directamente en los astilleros. Por eso la paulatina paralización de los astilleros en los últimos dos años está siendo demoledora. Hasta la fecha, varios miles de trabajadores han sido despedidos y muchos ya no tienen derecho al subsidio de desempleo desde hace tiempo. Sumados a los despidos en otros sectores, sitúan la tasa de paro en la comarca en el 32%. Y subiendo: la siderúrgica Megasa, con 200 trabajadores, acaba de anunciar su cierre en agosto.

Esto contrasta con la situación de los empresarios de la industria auxiliar. Estos “emprendedores” que “dinamizan” la economía comarcal no están teniendo ningún escrúpulo a la hora de cerrar las empresas cuando las cosas vienen mal dadas, deshaciéndose de aquellos trabajadores que durante décadas fueron la pieza fundamental sobre la que levantaron sus fortunas. Así es el capitalismo: los empresarios, como la banca en un casino, siempre ganan.
Por eso los trabajadores tenemos que defender nuestros intereses sin complejos. Tenemos que ser conscientes que somos no-sotros quienes generamos la riqueza y por lo tanto no tenemos ni un gramo de responsabilidad en la crisis capitalista y no tenemos por qué pagar sus consecuencias.

Un paso adelante en la lucha

Los empresarios actúan de forma unificada y contundente; los trabajadores tenemos que actuar de la misma manera. Lamentablemente las cúpulas sindicales están trabajando en el sentido contrario y sólo dan una respuesta cuando sienten una enorme presión desde abajo.
Esta huelga es el producto de la presión de los trabajadores, que venimos demandando más contundencia en las movilizaciones desde hace mucho tiempo. Sin ir más lejos, la última asamblea conjunta de la principal y las auxiliares del astillero de Navantia-Ferrol, celebrada el 9 de mayo, fue un ejemplo de cómo aumenta la presión desde abajo sobre los dirigentes sindicales. En ella, hubo varias intervenciones de trabajadores proponiendo movilizaciones distintas a las propuestas por el comité de empresa: boicotear todos los plenos municipales del ayuntamiento de Ferrol, ir a manifestarnos a Madrid y confluir con la manifestación de estudiantes que se estaba celebrando esa mañana por las calles de la ciudad. Las tres fueron recibidas con entusiasmo por una parte importante de los trabajadores (incluidos muchos de la principal). Aunque finalmente el comité se negó en redondo a poner a votación las propuestas, fue un síntoma del creciente malestar con la orientación que los dirigentes sindicales le están dando a la lucha.
Nuestra lucha tiene que ser una lucha de clase. Tenemos que separarnos de esos empresarios que, hasta la fecha, han aparecido como falsos amigos y que incluso participan en aquellas manifestaciones donde únicamente se reivindica carga de trabajo o un futuro para la comarca en abstracto, pero que no apoyan esta huelga general en la comarca, que no apoyan las movilizaciones que van más allá de sus intereses inmediatos y con un contenido concreto de defensa de un empleo digno, y que son los mismos empresarios que en los dos últimos años han despedido a más de 2.300 trabajadores de las compañías auxiliares de los astilleros de la comarca de Ferrol. Y que podemos estar seguros que también despedirán, si no lo impedimos luchando, a los que todavía están trabajando cuando a finales de este año se acabe la construcción del buque para Australia y en los astilleros ferrolanos no haya donde clavar una punta.

Esta huelga debe ser el punto de partida

Junto a estos aspectos positivos, es necesario explicar con claridad que esta huelga general comarcal no es el punto final de la lucha, es el punto de partida. Desde que hace dos años empezó la movilización en demanda de carga de trabajo, los marxistas venimos explicando la necesidad de extender la lucha lo más ampliamente posible y confluir con otros trabajadores, en definitiva de no darle a nuestra lucha un contenido y una orientación de empresa, particular, sino de clase.
En ese sentido, esta huelga tiene que servir para impulsar una huelga general conjunta de todas las comarcas con una presencia decisiva del sector naval (Cádiz, Vigo y Cartagena), huelga que debería ser precedida por una marcha de los trabajadores del sector naval a Madrid. Este es el paso adelante que necesita nuestra lucha tras la huelga del día 12.

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