¡Por una huelga general para echar a Fabra y su Gobierno!

A las doce de la noche del jueves 28 de noviembre Fabra pretendía acallar la radiotelevisión valenciana. Sin embargo, hasta doce horas después no pudo. Los trabajadores tomaron el Centro de Programas de la televisión, realizando un impresionante programa especial de denuncia. Finalmente Alberto Fabra ha enmudecido una voz (molesta desde que el 5 de noviembre los trabajadores tomaron el control de la programación), pero no podrá callar la voz de la mayoría de la sociedad, que se rebela contra la dictadura de la camarilla del PP y del gran capital que está detrás de ella. Esa voz retumbó con fuerza el sábado 30 (como ya ocurriera el día 9): 80.000 personas manifestándose al grito de “açò és un colp d’Estat” (“esto es un golpe de Estado”) en Valencia y Alicante exigieron una RTVV pública y de calidad y elecciones anticipadas para echar al PP.

Los trabajadores resisten doce horas la desconexión

Por si no fuera suficientemente grave el hecho de cerrar RTVV (dejando a 1.700 trabajadores en la calle, afectando indirectamente a otros 10.000 y agravando la falta de futuro de los trabajadores audiovisuales valencianos, el 85% de ellos actualmente en paro), las formas para hacerlo han sido las típicas de cualquier dictadura, al fin y al cabo no olvidemos que el PP hunde sus raíces en las mejores tradiciones del franquismo. Los trabajadores que intentaban cumplir con su labor fueron bloqueados en la puerta de las emisoras, sin ni siquiera haber recibido ninguna notificación, hasta que a horas intempestivas de la madrugada, recibieron por el móvil un “permiso retribuido”, o sea, vacaciones forzosas. Así defienden el PP y su policía ese “derecho al trabajo” tan cacareado en los días de huelga… Trabajadores e invitados al programa especial, tuvieron que entrar por ventanas, o puertas traseras. Los trabajadores impedieron hasta el final el acceso de policías y técnicos enviados por la Generalitat al Centro de Control para evitar la desconexión. Sin embargo, después de doce horas de resistencia de la plantilla y de conexión en directo, el Comité llamó a la calma y acató la decisión judicial de desenchufe.
La lucha en RTVV ha sido una demostración constante de la garra de los trabajadores y de su disposición a hacer frente a los obstáculos superando en muchas ocasiones a sus propios representantes sindicales. Han sido los trabajadores los que tomaron la iniciativa de exigir la dimisión de Fabra; las manifestaciones del 30 no fueron convocadas por el comité, sino surgidas en las redes sociales y amplificadas desde el programa especial; han sido los trabajadores los que impulsaron el control de la programación y también los que impidieron varias tentativas de cortar la señal. De hecho, pese a la orden judicial de desalojo, los trabajadores muy posiblemente hubieran resistido, incluso continuando con la emisión, como hicieron durante medio año los de ERT, la televisión pública griega (estos animaron en antena a hacer lo mismo). Pero para ello el Comité debía demostrar más decisión, y no asumir la orden. ¿Realmente el Govern de Fabra podría permitirse un solo día con un solo miembro del Comité en prisión?
Los programas informativos y debates de RTVV desde la toma de control por parte de los trabajadores han reflejado las enormes posibilidades de una radiotelevisión valenciana pública, de calidad, plural, en valenciano…, siempre que aquellos mantengan ese control. Como declaró el exhombre del tiempo: “se está demostrando que no necesitamos jefes”. Este mes la voz de esos trabajadores, de tantos y tantos colectivos en lucha, de los sindicatos y organizaciones de izquierda (anteriormente vetados en la televisión pública), se ha escuchado con fuerza. Símbolo de ello fue la presencia en el plató, cuatro horas antes del cierre, de Beatriz Garrote, presidenta de la Asociación de Víctimas del Accidente de Metro. Una voz, la de los 43 fallecidos y de los heridos y sus familiares, que nunca jamás tuvo acceso a ningún micrófono de RTVV. Durante el programa especial los trabajadores expresaron diferentes ideas que miden bien el extraordinario proceso de toma de conciencia que se está produciendo. Que esto es un golpe de Estado, que estamos ante una dictadura pura y dura, que quieren que volvamos al franquismo, que Fabra debe dimitir, que este cierre es sólo parte del ataque general que se está produciendo, que el PP es responsable del despilfarro (se está investigando judicialmente cuánto dinero de RTVV se ha llevado la trama Gürtel), que los pueblos catalán y valenciano somos “hermanos de lengua”… Se repetían los llamamientos a la movilización general, a no votar más al PP.

Por la reapertura de RTVV

Este mes, mientras los trabajadores controlaban la programación y en especial los informativos, el Comité intentaba por todos los medios negociar con el Consell. Incluso ofrecieron una alternativa al cierre que implicaba una importante reducción salarial, y el despido mediante prejubilaciones, bajas incentivadas… de 600 trabajadores, para no superar el presupuesto que ya estaba programado para este año y 2014 (es decir, para que el reingreso por sentencia judicial de 1.100 empleados no supusiera ninguna carga adicional). Pero Fabra avisó de que la decisión era innegociable. El ahorro de 76 millones de euros anuales no es la razón de fondo del cierre. Esta cantidad es una minucia comparada, por ejemplo, con el pago de la deuda pública del Govern (este año, 4.200 millones), con la deuda del propio RTVV (1.300 millones) o, simplemente, con el reciente donativo de la radiotelevisión, de 500 millones, a los clubs de fútbol valencianos (empresas privadas en crisis). No, la razón de fondo es que les ha salido mal la prevista privatización de RTVV; su ERE chapuza ha sido anulado por los tribunales, y ellos no podían aceptar la readmisión de los despedidos, porque para el PP hubiera sido una muestra de debilidad… Y este Govern, como al Gobierno de Rajoy, está cada vez más aislado.
Esto lleva a una conclusión: la defensa de todos los puestos de trabajo y la reapertura de RTVV estaba y está totalmente ligado al objetivo de tumbar al gobierno del PP en Valencia. La propia movilización de solidaridad con los trabajadores de RTVV ha tenido como consigna fundamental la dimisión del gobierno de Fabra, lo cual es un punto de partida muy favorable para dar continuidad a la lucha, dándole más contundencia y amplitud. Una enorme marea de indignación recorre el País Valenciano. Fabra no puede acudir a ningún sitio sin que se exprese a su paso toda la rabia; incluso los niños de un colegio de Xàtiva le gritaron a la cara Volem Canal Nou (Queremos Canal Nou) y Fabra dimissió. Desde el cierre de RTVV los trabajadores le han demostrado que no cejarán en su lucha, para ello han decidido seguirle a todos sus actos públicos y exigir su dimisión. El jueves 5 medio millar se concentró delante del Palau de la Generalitat. Hay fuerza para que esta marea se convierta en un tsunami y desalojar a Fabra y a su Gobierno. Para ello es necesario, además de la inmensa fuerza de la clase obrera, una dirección a la altura. ¿Cómo es posible que en esta situación los máximos dirigentes sindicales de CCOO y UGT del País Valenciano estén desaparecidos? Lo único que han dicho es que Fabra ha acabado con el diálogo social (no sabíamos que existía eso…). ¡Es urgente que pongan fecha ya a una huelga general en todo el territorio! Ante su inacción, el comité de RTVV debe tomar la iniciativa. Su llamamiento a un “levantamiento del pueblo valenciano” es positivo, pero la única forma de darle cuerpo es con una huelga general para echar a Fabra. Un llamamiento así de claro  del comité a las direcciones de CCOO, UGT e Intersindical tendría un efecto tremendo. ¡Por la reapertura de Canal Nou —y bajo control de los trabajadores—, para defender la educación, la sanidad y todos los servicios públicos y acabar con la sangría del paro, hay que desconectar a Fabra y fundir en negro al PP! Y la clase obrera puede dar el último puntapié a estos personajes de pesadilla.

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