La indignación por hacer pagar a los trabajadores lo que es una consecuencia de los ritmos de trabajo, la precariedad y el constante deterioro de la seguridad se propagó entre la plantilla como un reguero de pólvora, y unos 500 trabajadores de esta empresa, prácticamente el total de la plantilla, decidieron, tras ser informados por el comité de empresa de la decisión de la compañía, no incorporarse a sus puestos de trabajo hasta que se readmitiera al despedido y se retiraran las sanciones.
La reacción de Daorje, a través de la jefa de personal, fue la de amenazar a los trabajadores por secundar una huelga “ilegal”, pero esto no tuvo ningún efecto y el paro se prolongó durante toda la mañana.
Tras una segunda reunión con el comité de empresa, los jefes de personal y los jefes de obra, la empresa propuso la readmisión del despedido y la rebaja de las sanciones de los otros dos empleados. Los trabajadores rechazaron la oferta y continuaron con la huelga “hasta que las sanciones sean nulas para todos”. Finalmente, tras seis horas de parón la empresa aceptó las condiciones de los trabajadores, admitiendo al compañero despedido y retirando las sanciones a los otros dos trabajadores.
Queremos felicitar calurosamente a los compañeros de Daorje por el ejemplo que han dado de solidaridad y unidad, con el que una vez más se ha demostrado que no hay otro camino para defender nuestros derechos que el de la lucha y la movilización.

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