La situación epidemiológica en el País Valencià ha llegado a un punto crítico. Los datos oficiales de contagios, muertes e incidencia del virus en nuestras ciudades son escalofriantes: contamos con 1.439 casos por cada 100.000 habitantes, en las últimas 24 horas se han confirmado casi 10.000 nuevos casos y las UCIs valencianas son las más saturadas de todo el estado con un 80% de ocupación y más de la mitad de las camas disponibles ocupadas con pacientes con Covid. Tal y como informa eldiario.es, 7 de las 25 ciudades españolas de más de 40.000 habitantes más afectadas por la pandemia se encuentran en la Comunidad. Alcoi encabeza el listado –con un aumento del 129% de incidencia acumulada respecto a las anteriores semanas–, seguido de Dénia, Elda, Alzira, Sagunt, Torrent y la ciudad de València.

El avance del virus está teniendo un impacto especialmente demoledor en los centros educativos públicos. Según cifras de la propia Conselleria d’Educació, la semana del 18 al 22 de enero 984 aulas de 481 centros estaban confinadas, 674 de éstas se han registrado en los últimos 5 días, es decir, que en cuestión de una semana los grupos confinados se han triplicado. A esto se suma los casi 6.000 estudiantes y 1.206 profesores contagiados, y que el 2,5% del conjunto de los alumnos se encuentran ahora mismo en aislamiento preventivo a sus casas. Todos estos datos significan que la incidencia acumulada de contagios entre estudiantes es de 705 y entre los docentes de 1.538 por cada 100.000 habitantes.

Esta es la realidad concreta que vivimos en el País Valencià y que nos hace afirmar, sin exagerar ni un poco, que la situación sanitaria es peor ahora que durante el mes de marzo del año pasado. Y tampoco exageramos al decir que todas las medidas restrictivas aprobadas por la Generalitat dedicadas especialmente al ámbito privado –los cierres perimetrales después de Navidad, la prohibición de reuniones familiares de más de dos personas, toque de queda a las 22h...– y que no afectan a la actividad productiva o lectiva, no han conseguido frenar la curva de contagios. ¿Por qué? Porque por mucha política de gestos y declaraciones institucionales que se hagan, el Govern del Botànic y el gobierno central siguen sin invertir ni solo euro en la sanidad y educación públicas, continúan sin nacionalizar la sanidad privada, siguen sin revertir el estado en que se encuentran las residencias de ancianos y siguen abandonando a los trabajadores y las trabajadoras que estamos sufriendo una pesadilla.

Y por si esto fuera poco, en vez de rectificar urgentemente y escuchar lo que están diciendo todos los expertos sanitarios, la Conselleria d’Educació y la Generalitat mienten descaradamente diciendo que las aulas son seguras y culpan a la juventud del desastre masivo que vivimos en la Comunidad. No, ¡la culpa no es nuestra! Y nos negamos a aceptar este discurso de criminalización contra la gente joven, que somos uno de los sectores más golpeados por la crisis económica, sanitaria y la pandemia. Es un verdadero insulto plantear que los contagios son responsabilidad de la población que "se lo ha pasado demasiado bien en Navidad" y de los "botellones" cuando se nos envía a trabajar todos los días en un transporte público masificado, pasamos 6 horas en aulas con más de 30 compañeros y se da por bueno que hagamos los exámenes en la universidad de forma presencial.

Desde el Sindicat d’Estudiants decimos al Gobierno del PSPV y Compromís, especialmente a los compañeros de Compromís, que ¡así no!, que esta situación es insostenible y que se deben tomar medidas drásticas ya:

1. Nuevo confinamiento domiciliario hasta contener la ola de contagios, acompañado de la paralización de la actividad lectiva y productiva para proteger la salud de la población.

2. Cancelación de todos los exámenes y sustitución de estos por otras formas de evaluación como trabajos, presentaciones, debates... Readaptación del plan de estudios para poder cursar todo el temario en condiciones dignas.

3. Permisos retribuidos a todos los trabajadores y trabajadoras durante el confinamiento para poder garantizar la conciliación familiar. Ningún despido ni bajada de sueldos bajo la excusa de la pandemia.

4. Puesta en marcha de un plan de choque en la educación pública. Invertir los recursos económicos, materiales y humanos necesarios para acabar con la brecha digital y garantizar que todas y todos tenemos acceso a una educación pública digna, bajada de las ratios, contratación de profesorado y personal sanitario en todos los centros, instalación de máquinas de renovación del aire y filtros HEPA en todas las aulas.

5. ¡Rescatar ya la sanidad pública! Es urgente nacionalizar la sanidad privada y las farmacéuticas, basta ya de hacer negocio con nuestra salud.

No hay excusas ni argumentos para no llevar a cabo estas demandas. Un gobierno de izquierdas tiene la responsabilidad de hacer políticas de izquierdas y de defender los derechos de la juventud y la clase trabajadora. No podemos esperar más, nuestras vidas dependen de ello.

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