El pasado día 20 de marzo, un jueves, se celebraba la vista del juicio sobre el ERE en la Audiencia Nacional. A principios de la semana llegan a la plantilla de Santa Perpètua rumores acerca de que hay una propuesta de mediación de la Generalitat y de que se plantea el aplazamiento de la vista del juicio, como había pedido la dirección de la empresa. La propuesta de mediación de la Generalitat plantea 94 despidos y un ERE temporal por seis meses con la excusa de que “hay que limpiar la factoría”. Cuando los trabajadores ven que además la dirección de CCOO se ha comprometido a llevar a referéndum la propuesta de la Generalitat y que la vista del juicio está en peligro (una de las condiciones de la propuesta es la retirada de los conflictos judiciales), no pueden dar crédito a las informaciones que les llegan. Un grupo de unos 50 trabajadores se plantan el día 19 en Via Laietana a pedirle explicaciones al secretario de CCOO de Catalunya, Joan Carles Gallego. Éste les dice que no hace falta que vayan a Madrid, que no va a haber juicio, y que lo que tienen que hacer es someter la propuesta de la Generalitat a referéndum entre toda la plantilla de Catalunya. Es decir, que cuenta con que voten los de oficinas (en Esplugues), que no han hecho ni un día de huelga, para dar por zanjado un conflicto que se ha convertido en un referente de lucha y resistencia obrera. Los ánimos se encienden y de las palabras se pasa a las manos.
Al día siguiente los trabajadores asisten a la vista del juicio en Madrid. La vista se celebra, pero una nueva maniobra provoca el aplazamiento del juicio para el 6 de mayo. Un grupo de trabajadores de Panrico participa en la Marcha de la Dignidad del día 22 y en diferentes actos de solidaridad. El lunes 24 el comité confederal de CCOO de Catalunya aprueba una resolución en la cual plantea que “existe un ámbito de dirección al margen de los órganos de dirección del sindicato, con la participación de grupos que nada tienen que ver con Panrico ni con CCOO”, en un reconocimiento explícito de lo que la dirección de CCOO ha estado intentando por todos los medios: aislar y mantener bien lejos cualquier ayuda e influencia exterior que les impidiera “gobernar el conflicto” (como ellos mismos dicen en la resolución). Además, lo que plantean es sencillamente absurdo: los que deciden si seguir o no con la huelga y cómo llevar adelante la lucha son los trabajadores, vengan de donde vengan las propuestas. Sólo la mente reblandecida de un burócrata puede dar por bueno un argumento tan pobre.
A partir del lunes, crece la presión para que se celebre el referéndum. El País pone de titular “CCOO y la Generalitat fuerzan un referéndum entre la plantilla de Panrico”, bastante gráfico respecto a la maniobra mano a mano entre unos y otros. Y el viernes 28 se celebra la votación en urna en un centro cívico de Santa Perpètua, con el resultado ya mencionado de 154 a 11, que vuelve a ser una demostración increíble de la fuerza y capacidad de resistencia de los trabajadores. Ahora la lucha sigue, a un nivel superior. Hay que seguir apoyando la lucha, con aportaciones a la caja de resistencia y con actos de solidaridad, a la vez que hay que hacer un llamamiento para pedir la dimisión de la ejecutiva de CCOO de Catalunya, que ha demostrado de sobras no responder a los intereses de los trabajadores.

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