La campaña por la readmisión de Juan Carrasco ha tenido un tremendo impacto. Una respuesta contundente de la clase trabajadora contra los ataques y la represión de nuestros derechos sindicales más básicos, y por un sindicalismo combativo y democrático que los haga frente. En empresas como Serunión y en tantas otras, aceptar los ataques, pactar EREs, ERTEs, despidos o el deterioro de las condiciones laborales es un tremendo error. Se puede luchar y se pueden frenar los ataques y así lo sienten miles de trabajadores.
En este caso nos enfrentamos también al hecho de que Serunión recurrió a miembros de UGT para que testificaran contra él. La colaboración de estas personas con la dirección de la empresa en la vulneración de los derechos de sus compañeros es algo intolerable. Estas personas anteponen los intereses de la empresa antes que los de la plantilla, los de los propios afiliados a UGT o los principios más básicos de este sindicato. La dirección de UGT tiene que intervenir en esta situación e impedir que este sindicato participe en la represión a los derechos de los trabajadores. Son muchos los afiliados de UGT implicados en la lucha por la readmisión del compañero Juan Carrasco entendiendo que su despido forma parte de un plan de la empresa para atacar las condiciones laborales de todos los trabajadores.

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