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“Queremos agradecer a Jeff Bezos porque mientras él estaba en el espacio, nosotros estábamos organizando un sindicato”. Con estas palabras celebraban los trabajadores y trabajadoras del centro logístico JFK8 de Staten Island (Nueva York) la creación del primer sindicato de Amazon en Estados Unidos: el Amazon Labor Union (ALU).

Una victoria histórica y una demostración práctica de que la clase obrera cuando se organiza puede derrotar a uno de los hombres más ricos del mundo.

Una victoria contra viento y marea

La plantilla de Staten Island ha tenido que impulsar esta lucha al margen de los grandes sindicatos y enfrentarse a una multinacional que ha destinado más de 4,3 millones de dólares en consultoría antisindical y miles más en propaganda e intimidación directa e indirecta para evitar que sus trabajadores se organicen. Sin ir más lejos, uno de los portavoces de este movimiento sindical es Christian Smalls, un trabajador que fue despedido durante la pandemia por organizar una huelga por la falta de medidas de seguridad e higiene frente a la Covid-19 hace dos años.

La campaña por parte de Amazon para evitar este resultado ha sido bestial y ha durado nada más y nada menos que once meses. Utilizando la derrota en la votación de un almacén de Alabama para desmoralizar a los trabajadores de Nueva York, se han enviado SMS diarios y creado una web para tratar de convencer a la plantilla que un sindicato solo “les quitaría dinero”. La empresa colgó en las instalaciones carteles en los que se pedía votar en contra del ALU, perfiles falsos en Twitter alabando las bondades de Bezos, o reuniones con los gerentes para advertir de “los peligros” de sindicalizarse…

Pero no lo han conseguido. 2.654 trabajadores (el 55% de la plantilla) votaron el pasado viernes a favor de que se reconozcan las bajas laborales y días de enfermedad pagados, por un aumento de sueldo acorde a la inflación, por unas condiciones laborales dignas que establezcan descansos obligatorios, medidas de seguridad y transporte gratuito para llegar al puesto de trabajo, así como el cierre del almacén manteniendo el salario durante eventos climáticos extremos, y por la libertad de expresión y derechos sindicales y democráticos de la plantilla. Ahora Amazon debe eliminar toda la propaganda antisindical de las salas de descanso y áreas de trabajo.

Una nueva ola de sindicalización de la mano de la juventud obrera

El mismo día que se anunciaba la creación del Amazon Labor Union, los trabajadores de una de las tiendas de Starbucks en Manhattan votaban a favor de la creación del sindicato Starbucks Workers United. Desde su impulso en diciembre de 2021 en Buffalo, las plantillas de 10 tiendas de Starbucks se han sindicalizado y en más de 170 se están organizando campañas de sindicalización y elecciones sindicales.

Tanto en el caso de Amazon como de Starbucks es la juventud obrera la que está impulsando la lucha contra la patronal. Según informa The Washington Post, una encuesta reciente de Gallup subraya que “muchos líderes del movimiento tienen poco más de 20 años, y utilizan el apodo de ‘Generación U’ [de la palabra Union, sindicato en inglés]. La aprobación de los sindicatos es la más alta desde 1965, con un índice de popularidad del 68% que aumenta al 77% entre los estadounidenses de 18 a 34 años”. Estos datos conviven al mismo tiempo con una tasa de afiliación del 10,3%, la más baja en décadas.

La victoria en Staten Island es inspiradora para la organización de los más explotados y este ejemplo puede extenderse rápidamente a otros almacenes y tiendas de todo el país. Miles de trabajadores y trabajadoras están dispuestos a impulsar nuevos sindicatos combativos y a dar la batalla contra unas multinacionales criminales que imponen jornadas laborales interminables, sueldos de miseria y condiciones laborales precarias de esclavitud.

Esta victoria en Nueva York, y muchas otras que están por llegar, no sólo es una victoria para la clase obrera norteamericana sino para los trabajadores y trabajadoras de todo el mundo. The workers united will never be defeated!


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