El pasado 12 de febrero un millón de personas abarrotamos el centro de la capital en defensa de la sanidad pública. Una demostración de fuerza enorme, solo comparable a las grandes movilizaciones contra la guerra imperialista en Iraq en 2003. Y ha sido esta multitudinaria acción, organizada desde abajo gracias al esfuerzo y determinación de cientos de activistas y colectivos en los barrios de Madrid, lo que está generando enorme nerviosismo en las filas del PP. Estos reaccionarios entienden muy bien que a Ayuso se le está moviendo el suelo bajo sus pies y que su credibilidad hace aguas en estos momentos.

Estas es la razón de la desesperación de Ayuso intentando prohibir que se pongan pancartas o se peguen carteles en los centros de salud y hospitales, que se recojan firmas, o las ridículas declaraciones del consejero de Sanidad, Enrique Ruiz Escudero, señalando que el modelo de Atención Primaria ¡con médicos! es una herencia del modelo sanitario cubano, “comunista”, y que basta con que los ambulatorios solo tengan enfermeras. Improperios y provocaciones que son un reflejo del duro golpe que están recibiendo gracias a la lucha de masas en las calles.

¡Es el momento de extender la huelga a todo el personal de la sanidad pública!

Tras la masiva manifestación del día 12 y de más de tres meses de huelga indefinida de las y los médicos de ambulatorios, AMYTS y AFEM extendieron la huelga al personal médico de los hospitales públicos los días 1 y 2 de marzo con un seguimiento del 70%, a pesar de unos abusivos servicios mínimos del 35%. Cerca de 2.000 médicos recorrieron las calles de Madrid, fortaleciendo la ejemplar lucha de los ambulatorios.

Además, el personal de los SUAP y los SAR, las urgencias extrahospitalarias, siguen en huelga indefinida y los trabajadores del SUMMA 112, que atienden las llamadas del 061, han comenzado una huelga indefinida lunes y sábados contra su traslado al Zendal y por condiciones salariales y laborales dignas.

La extensión de la huelga al conjunto de la sanidad pública es un clamor. A pesar de ello, los dirigentes de CCOO, UGT y SATSE —presentes en la Mesa Sectorial— boicotean abiertamente la lucha. Se han negado durante todo este tiempo a convocar ni una sola jornada de huelga. Han llegado a firmar —como en el caso de los SUAP y los SAR— un penoso acuerdo con la Consejería de Sanidad del que tuvieron que desdecirse fruto de la presión desde abajo y, ahora, un día antes de que comenzara la huelga de médicos en los hospitales, publican un comunicado tras reunirse con el consejero Ruiz Escudero lavándole la cara y felicitándose por su disposición a negociar. Un nuevo balón de oxígeno para Ayuso en su nuevo intento de desactivar las huelgas.

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¡Podemos derrotar a Ayuso! ¡Por una huelga general de los servicios públicos! 


Su comportamiento es tan lamentable que, tras la manifestación monstruo de Madrid, salen a la palestra para… ¡convocar una concentración frente a la Consejería de Sanidad el 9 de marzo! No se puede ser más burócrata y estar más alejado de lo que demandan los sanitarios y el pueblo de Madrid.

Acciones simbólicas ridículas para intentar salvar la cara, mientras la sanidad pública es destruida por Ayuso y cuando cientos de miles salimos a las calles para luchar con contundencia y determinación. ¿Por qué no convocan huelga general en toda la sanidad pública? ¿Es que no hay suficientes motivos?

Los sindicatos combativos de clase con presencia en la sanidad pública (MATS, SUMMAT, AME, AFEM y CGT) tienen que tomar nota y dar ya ese paso llamando a la huelga a enfermeras, celadores, personal de limpieza, administrativos, etc. Una convocatoria semejante tendría un impacto brutal, acorralando aún más a Díaz Ayuso.

¡Podemos derrotar a Ayuso! ¡Por una huelga general de los servicios públicos!

La batalla por la sanidad pública en Madrid ha vuelto a demostrar que la clase trabajadora, a pesar de las dificultades, desde abajo, autoorganizándose y mediante la acción directa es capaz de impulsar la lucha más allá de lo que esa izquierda acomodada al sistema pretende. Y lo decimos porque los hechos hablan por sí solos. El PSOE madrileño, que no ha jugado ningún papel a la hora de organizar esta movilización, ya se ha apresurado a pedir que “sea la última manifestación de este tipo”, en referencia al 12 de febrero, y que hay que alcanzar un gran Pacto por la Salud con todas las fuerzas políticas, incluido el PP. Lo de siempre, que cese la lucha en las calles y que se alcancen grandes acuerdos con la derecha y la reacción.

La experiencia está demostrando qué sirve y qué no sirve para derrotar a Díaz Ayuso. En solo unos meses la movilización en las calles ya ha conseguido más que todas las negociaciones y rifirrafes parlamentarios de los últimos cuatro años, pudiendo incluso hacer perder al PP la Presidencia de la CAM. Pensémoslo un poco. Solo se conseguirá batir en las urnas a esta reaccionaria si la movilización se sostiene sin tregua. Por supuesto, al PSOE y a algunos de sus aliados esto no les parece bien porque les colocará, si llegan al Gobierno de la Comunidad, ante las exigencias de este movimiento de masas. Y hay que recordar que ellos también son muy responsables del grado de privatización y de recortes que ha sufrido la sanidad pública en estos años.

Por eso mismo, la idea de una huelga general de los servicios públicos en la CAM está más que justificada, animaría la batalla que ya están dando las y los sanitarios, y extendería la lucha al resto de trabajadores de la sanidad, la educación, los servicios sociales, el transporte público... Y sería la mejor estrategia para vencer a Díaz Ayuso en las urnas.

Las manifestaciones que vivimos el 13 de noviembre y el 12 de febrero demuestran que existe una enorme fuerza para ello y contestan a todos esos burócratas sindicales y parlamentarios de la izquierda apoltronada, que justifican su completa inacción diciendo que la gente no quiere luchar. Cientos de miles hemos certificado con claridad que estamos dispuestos a llegar hasta el final.

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