¡Hemos echado a Mazón! Esta exclamación, que condensa toda la fuerza, rabia y satisfacción nacida del corazón de millones de personas que llevamos todo un año peleando, recorría el lunes 3 de noviembre los pueblos y barrios obreros de l'Horta Sud y todo el País Valencià.
Millones, sí porque somos millones en todo el Estado los que celebramos haber echado al principal responsable de la criminal gestión de una Dana que causó 229 víctimas mortales y daños materiales, físicos, psicológicos y morales incalculables. Al cabecilla de un infame Gobierno del PP, siempre apoyado por Vox, que ha respondido a nuestro dolor e indignación despreciando a las víctimas y sus familias, saqueando los fondos para la reconstrucción mediante todo tipo de chanchullos y contratos a dedo para llenar los bolsillos de empresarios amigos, y manteniendo las mismas políticas de recortes, privatizaciones y negacionismo climático que causaron tanta muerte y destrucción.

No se va, le hemos echado
Mazón no tuvo ni el valor de mencionar en su discurso la palabra dimisión, precisamente porque esta no responde a una “decisión personal” ni un acuerdo interno con la cúpula del PP, sino a la fuerza de una movilización imparable que ha llenado las calles del País Valencia de dignidad. Si, una determinación ejemplar que ha señalado a estos criminales y su intento de pasar página impunemente.
De ahí también la histeria del fascista de Abascal, máximo responsable, junto a Feijoo, de sostener a este personaje y a todos sus secuaces. Saben que esta victoria muestra que la clase obrera y la juventud lo puede todo con su acción directa, y refuerza nuestra confianza en el poder que nos da la lucha.
La caída de Mazón ha sido producto de un tsunami de combate y organización desde abajo, especialmente de la juventud, esa juventud que los medios del sistema pretenden hacernos creer que es de derechas, y a la que llaman despectivamente “generación de cristal”. La dimisión de Mazón confirma precisamente lo contrario: ante la negligencia criminal del Govern, decenas de miles de jóvenes con su arrojo y generosidad fueron el cauce para auxiliar a las poblaciones afectadas, y desde el principio se convirtieron en el motor de la rebelión en las calles.
A las pocas horas de la tragedia, frente al abandono de la Generalitat y de todas las instituciones del Estado, un ejército de voluntarios se puso manos a la obra limpiando barro, salvando vidas, recuperando los cadáveres, ayudando sin descanso ... Y organizando las primeras protestas para exigir justicia, que los responsable pagasen por sus crímenes y hubiese una auténtica reconstrucción en beneficio de la clase trabajadora y el pueblo.
Una vez más: ¡Solo el pueblo salva al pueblo!
El Sindicat d'Estudiants (SE) convocó huelga en los institutos y universidades del 4 al 12 de noviembre de 2024 para que la juventud estudiantil pudiese seguir en primera línea apoyando las tareas de limpieza y ayuda a la población.
“Solo el pueblo salva al pueblo”. Era la consigna que nacía de la experiencia de centenares de miles de jóvenes, vecinos y vecinas que, frente al abandono de las instituciones del Estado capitalista, comprobamos la fuerza colosal de nuestra autoorganización.
Y aunque muchos, incluido el Gobierno de Pedro Sánchez y esa izquierda asimilada al sistema intentaron desprestigiar esta consigna afirmando cínicamente que era reaccionaria, esta volvió a expresarse en las gigantescas manifestaciones que recorrieron las calles valencianas el 10 y 30 de noviembre gritando Mazón dimisión y a prisión. Y han vuelto a hacerlo todo este año, una y otra vez.

Frente a las políticas del Gobierno PSOE-Sumar, que ha renunciado a plantear un auténtico plan de reconstrucción que oponer al de los corruptos del PP y Vox, dándoles oxígeno en la práctica, ha sido la movilización popular, y solo la movilización popular, la que ha echado a Mazón poniendo contra las cuerdas a PP y Vox.
¡Ahora echar a PP-Vox y luchar por una verdadera reconstrucción!
Desde hace un año centenares de miles de jóvenes y trabajadores hemos inundado las calles en doce grandes manifestaciones. La última fue la impresionante manifestación del sábado 25 de octubre, con más de 100.000 personas colapsando el centro de Valencia, y la marcha de miles de afectados por los pueblos de las comarcas golpeadas por la DANA el mismo 29, cuando se cumplía un año del desastre.
La huelga general del 29 de mayo, pese al boicot de los dirigentes de CCOO y UGT, dio un nuevo impulso a la lucha. Y las incontables protestas que acompañaron cada aparición pública de Mazón y sus consellers impidieron su impunidad, recordando constantemente su culpabilidad exigiendo su dimisión.
Estas protestas tuvieron su colofón la pasada noche del 29 de octubre durante el funeral de homenaje a las víctimas. Mazón, actuando como el cobarde criminal que es, decidió presentarse despreciando la exigencia de los propios familiares de que no lo hiciese, intentando utilizar el acto para darse un lavado de cara. Y pese a que el Gobierno PSOE-Sumar quería un acto institucional sin contenido reivindicativo y aceptó su presencia, las familias de las víctimas se rebelaron y le dieron el último empujón.
Hemos echado a Mazón y es nuestra victoria, pero el Govern PP-Vox se niega a disolverse, temeroso de seguir encajando golpes. Y no es para menos. Este octubre ha estado marcado por un ciclo de movilizaciones con claro carácter de clase y antifascista que desafía sus políticas reaccionarias. Empezando por las manifestaciones exigiendo la salida de Mazón, siguiendo por las movilizaciones contra el genocidio sionista en Gaza, las concentraciones en las Universidades de València y Alacant parando al fascista Vito Quiles, o la huelga estudiantil del 28-O contra el bullying convocada por el SE.
Todas estas movilizaciones muestran la fuerza que existe para continuar la lucha y barrer no solo a Mazón, también a todos los demás responsables de la gestión criminal de la DANA. No podemos aceptar ni un minuto más un Govern del PP-Vox, responsable de una reconstrucción que entrega miles de millones a los mismos empresarios de la Gürtel y otros conglomerados capitalistas, mientras nuestros barrios siguen destrozados, nuestras viviendas en condiciones precarias, igual que los colegios e institutos de las zonas afectadas, y siguen adelante privatizando la sanidad, la educación y los servicios públicos.

La lucha en las calles, la acción directa de masas es lo único que puede conquistar una reconstrucción real para todos los pueblos y personas afectadas por la DANA, con el control democrático de los recursos públicos por parte de las propias vecinas y vecinos. Esta es la forma de evitar el robo y el negocio de unos pocos a costa del sufrimiento de muchos.
Valencia es la prueba más evidente de que el capitalismo no funciona. Si queremos vivienda, transporte, educación, sanidad y condiciones de vida dignas, hay que enfrentar a los grandes poderes económicos y a sus testaferros políticos, hay que expropiar y nacionalizar la banca, las constructoras, las grandes empresas agroalimentarias y colocar todos los recursos que generamos con nuestro trabajo al servicio del bienestar común. Esa es la tarea.
¡Únete a Izquierda Revolucionaria para hacerlo posible!


















