El pasado domingo 9 de noviembre una marea blanca inundó las calles de todas las capitales de Andalucía en defensa de la sanidad pública. Se cuentan por decenas de miles los y las que salimos el pasado domingo contra la privatización y el deterioro de los servicios públicos apuntando claramente al máximo responsable: Moreno Bonilla y las políticas de recortes de la Junta del PP.

Con pancartas en defensa de la sanidad pública, con carteles denunciando el escándalo de los cribados de cáncer de mama y contra los recortes y las privatizaciones, al grito de sanidad pública y Bonilla dimisión, las calles de Sevilla, Málaga, Cádiz, Granada, Córdoba, Almería, Huelva y Jaén se llenaron de mucha rabia, pero sobretodo de mucha dignidad y mucha lucha que han vuelto a poner al Gobierno de la Junta contra las cuerdas en una rebelión histórica en defensa de la sanidad pública.

El escándalo que ha salido a la luz en las últimas semanas con las pruebas de los cribados de las pacientes con cáncer de mama no es un error puntual. No son casos puntuales ni aislados, sino la punta del iceberg de un desmantelamiento consciente de la sanidad pública.

Este desmantelamiento es notable en distintos parámetros, por ejemplo, según un informe del Ministerio de Sanidad de junio de 2025 Andalucía tiene el mayor tiempo de espera para operaciones de todo el estado, una media de 160 días. En este mismo informe se aclara que el 22,58% del total de pacientes esperando para alguna intervención son de Andalucía. La falta de personal también es sangrante, Andalucía se sitúa a la cola con 3,1 médicos por persona, frente a los 3,7 de media estatal. Se estima que faltan un total de 5.400 médicos, 5.900 enfermeros y 6.500 profesionales de otras categorías, simplemente para llegar  a la media general. Una gestión criminal de la sanidad pública en la que son nuestras vidas las que están en juego. Las vidas de la clase trabajadora y la juventud, las de quienes no podemos pagarnos seguros privados ni pagar miles de euros para garantizar nuestro acceso a la sanidad. Por eso esta gestión del PP es un crimen. Un crimen de clase.

De hecho no hay más que ver como estos datos cambian totalmente si nos fijamos en la sanidad privada. Según datos de la Federación de Asociaciones para la Defensa de la Sanidad Pública (FADSP), desde el año 2019, año en el que entró el PP a la Junta, el grado de privatización ha aumentado un 32%. De hecho, del incremento presupuestario en sanidad en 2024, prácticamente la mitad, 489 millones de euros, ha ido a parar a empresas privadas.

Teniendo en cuenta este deterioro, es normal que el número de personas con seguro privado haya pasado de un 14% a un 22%. El plan es claro, desmantelar la sanidad pública para fortalecer el negocio de la privada y llenar los bolsillos los empresarios que hacen sus beneficios millonarios pasando por encima de la salud de la clase obrera. Para la Junta del PP, con Moreno Bonilla a la cabeza, la vida de la clase trabajadora importa bastante menos que los beneficios capitalistas, como hemos visto con los cribados del cáncer de mama.

Ante estos ataques sistemáticos a la sanidad pública y a la clase trabajadora la respuesta en los últimos meses ha sido brutal. Desde las huelgas y movilizaciones de sanitarios por mejores condiciones, pasando por la concentración del 8 de octubre en Sevilla que logró la dimisión de la Consejera de Salud y la marea rosa que tiñó la plaza del Palacio de San Telmo el domingo 26 de octubre denunciando el escándalo de los cribados y exigiendo la dimisión de Moreno Bonilla, hasta las manifestaciones multitudinarias de 9 de noviembre en toda Andalucía.

Basta ya de hacer negocio con nuestra sanidad y nuestros servicios públicos, en Andalucía y en todo el Estado. No podemos olvidar que el parasitismo empresarial que deteriora nuestra sanidad pública a día de hoy en nuestra región, que hoy está alimentado por el PP, nació con el PSOE gobernando la Junta. Por eso también tenemos que ser conscientes de que las políticas del PP no van a ser frenadas con mociones parlamentarias ni confiando en que el Ministerio de Sanidad del Gobierno PSOE-Sumar ponga freno a esta situación con celebraciones de reuniones de consejeros que no van a la raíz del problema: los recortes y las privatizaciones de la sanidad pública. Lo que necesitamos es acabar con el negocio de la privada y una sanidad 100% pública. ¡Ni un euro para la sanidad privada!

Y la movilización del domingo 9 de noviembre demuestra la fuerza del movimiento y la clase trabajadora para hacerlo. Esta rebelión pone encima de la mesa que las condiciones para echar al PP de la Junta son enormes. Que la fuerza que hemos demostrado manifestación tras manifestación son la clave es la única forma de combatir a la derecha y sus políticas. La sanidad pública fue una conquista de nuestra clase, no ningún regalo. Por ello, si queremos frenar el desmantelamiento de la sanidad y el resto de servicios públicos y revertir la situación debemos seguir dando pasos adelante en la lucha y unificar las enormes movilizaciones en defensa de la sanidad pública con el resto de las luchas y sectores, y confluir en una gran huelga general que eche atrás los ataques del PP. ¡Así se combate a la derecha y sus políticas!

 

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