Tan sólo en los últimos meses hemos podido ver claros intentos por parte  de la burguesía a escala internacional de utilizar el veneno racista  para desviar la atención de los problemas fundamentales de los  trabajadores, fruto en gran medida de los planes de ajuste con los que  pretenden hacernos pagar los platos rotos de la crisis generada por el  propio sistema capitalista.
 La UE fracasa en su intento de endurecer la directiva de la vergüenza
 
 Uno de los últimos ejemplos ha sido el intento de la Unión Europea (UE),  frustrado hasta el momento, de aprobar, el pasado 14 de diciembre, la  conocida como "directiva del permiso único". Dicha directiva, impulsada  por el grupo Popular en el Parlamento Europeo, dispone un nuevo marco  común en materia de residencia y trabajo para los inmigrantes en la UE,  endureciendo aún más la directiva del retorno (más comúnmente conocida  como "directiva de la vergüenza") aprobada en 2008. 
 Esta nueva directiva supondría, en caso de aprobarse, aspectos tan  graves como que a los trabajadores inmigrantes se les  puedan aplicar   las normas laborales de sus países de origen, con la consiguiente  flagrante discriminación salarial, y amplias derogaciones en materia de  derechos, como la exportación de pensiones, el reconocimiento de  prestaciones familiares, derecho a la vivienda, a la formación y a la  educación permanente. Por el momento, y debido a una ajustada votación  (350 en contra, 306 a favor y 25 abstenciones), la directiva ha sido  rechazada por el Parlamento Europeo y devuelta a la Comisión Europea  (los eurodiputados contarán con dos meses para llegar a un nuevo  acuerdo), pero sin duda este nuevo intento de precarizar las condiciones  de los trabajadores inmigrantes es otro ejemplo de la campaña de  criminalización a la que se  está sometiendo al colectivo inmigrante
 Mientras se regalan cientos de miles de millones de dinero público a la  banca privada para garantizarla beneficios y salvarla, y se recorta el  gasto social, la burguesía pretende echar sobre la espalda de los  inmigrantes la responsabilidad de los problemas del paro, la saturación  de los servicios públicos, como sanidad y educación. Han lanzado una  caza del inmigrante, para desviar el foco de atención del verdadero  responsable de la crisis, el sistema capitalista.
 
 La explotación capitalista está detrás del fenómeno global de la inmigración
 
 Lo que ni la UE, ni ninguno de sus gobiernos explican es que el propio  sistema capitalista es el que obliga a millones de jóvenes y de  trabajadores a lo largo y ancho de todo el mundo a abandonar sus países  en busca de un futuro mejor. El verdadero origen de la inmigración es el  expolio salvaje de sus países de procedencia a manos de las grandes  multinacionales, que saquean sus preciados recursos naturales en países  tremendamente ricos en materias primas, y deja a sus habitantes en la  pobreza más absoluta, como sucede, por ejemplo, en América Latina o  África.
 En América Latina, desde finales de los 80 y la década de los 90, los  gobiernos parasitarios y corruptos de los distintos países privatizaron,  presionados por el FMI y el Banco Mundial, la gran mayoría de las  empresas estatales y los recursos naturales. Entre 1986 y 1999 hubo 396  ventas y transferencias del sector privado; el 57% de estas  privatizaciones fueron en el sector de los servicios públicos, y las  empresas españolas fueron las grandes beneficiadas de estas  privatizaciones a precio de saldo. Un claro ejemplo fue Argentina que,  durante el gobierno de derechas de Carlos Menem, privatizó más de 60  empresas públicas; entre ellas la petrolera YPF, la telefónica ENTEL y  Aerolíneas Argentinas, que fueron adquiridas a precios muy ventajosos  por Repsol, Telefónica e Iberia. 
 En América Latina únicamente ocho empresas (BBVA, Santander, Endesa,  Iberdrola, Unión Fenosa, Gas Natural, Telefónica y Repsol YPF)  monopolizan el 80% de toda la inversión española en la zona. Su  facturación supone aproximadamente el 20% del PIB del Estado español.  Más del 32,7% de los beneficios de estas multinacionales llega de  América Latina. Estas empresas lograron en plena crisis económica de  2009 un total de 29.730 millones de euros, de los que 9.741 millones  procedieron de sus inversiones en América Latina, un tercio de sus  beneficios (49% BBVA; 37% Telefónica; 37% Santander; 30% Endesa; 20%  Repsol; 15% Iberdrola). Entre 2004 y 2007, la media de aumento de las  ganancias globales de estas ocho empresas citadas fue del 150%.
 Obviamente estos beneficios los consiguen a través de pésimas  condiciones laborales, la subcontratación de servicios de primera  necesidad, las elevadas horas extraordinarias, las enormes jornadas  laborales y la intimidación y persecución a los sindicatos de  trabajadores. Gracias a estas condiciones de explotación, a pesar de la  crisis, en 2010 estas empresas están consiguieron beneficios  multimillonarios:
 · Telefónica: entre enero y junio de 2010 registró unos ingresos de  29.000 millones de euros, un 5,4% más que el año anterior, y el 42%  procedente de América Latina.
 · Repsol YPF: un beneficio neto de 1.700 millones de euros en el primer  semestre de 2010, un 39% más que en 2009, y el 45% de sus beneficios en  América Latina. Sólo la filial argentina del Repsol YPF supuso el 30% de  sus beneficios totales.
 · Santander: el 45% de sus beneficios en 2010 ha procedido de América  Latina, frente al 36% de 2009, incrementando las ganancias en un 20%.
 Y mientras las multinacionales obtienen estos beneficios  multimillonarios, 225 millones de personas, el 43% de la población de  América Latina vive en la pobreza. El 10% más rico de la población  latinoamericana concentra el 48% de los ingresos, mientras el 10% más  pobre sólo recibe el 1,6%. Esta es la razón de la inmigración  latinoamericana a países como EEUU, México y Europa. 
 El África Subsahariana, otro de los principales focos de inmigración,  tiene peores niveles de distribución de los ingresos. Un continente  recorrido por la hambruna y la sequía, azotado por el SIDA y recorrido  por constantes guerras que esconden, nuevamente, la explotación y la  lucha de distintas potencias imperialistas (EEUU, China, Francia o  Bélgica) por sus recursos naturales. Además, las multinacionales no sólo  se benefician con el robo de sus recursos naturales sino con la venta  de armas a los contendientes, algo que algunos países desarrollados  incluyen en el capítulo de "ayuda al desarrollo".
 Actualmente hay 15 países africanos en guerras y conflictos causados,  todos, por la lucha entre los gobiernos imperialistas por la apropiación  del petróleo, diamantes, minerales como el coltán, maderas nobles como  la caoba, el cacao, drogas, etc. Se presentan como conflictos tribales  para desviar la atención de la lucha por el control de las materias  primas. En estos países sus habitantes se ven obligados a huir, dejando  casas, escuelas y tierras donde abundan los recursos naturales. Estas  tierras abandonadas (hay más de diez millones de desplazados) se  conceden por los gobiernos locales a las compañías extranjeras para su  explotación, a cambio de dinero. Además, las empresas extranjeras no  tienen que declarar los pagos que efectúan a los gobiernos, muchos de  ellos dictaduras, y los gobiernos tampoco declaran cuánto dinero  ingresan, ni qué parte del uso del dinero se destina a la compra de  armas y a la financiación de las guerras.
 Igual que sucedió en América Latina, las multinacionales francesas,  belgas, americanas y chinas, se están haciendo con la propiedad y el  control de las sucesivas privatizaciones de las extracciones petroleras  africanas, dejando estos enfrentamientos de potencias en África un saldo  de guerras en las que el 90% de las víctimas son civiles. De nuevo la  explotación y la barbarie de las principales multinacionales europeas,  americanas y chinas son el motivo real de la inmigración africana.
 
 ¿Cómo se amasan las grandes fortunas españolas?
 
 Mientras el Estado español se encuentra inmerso en plena crisis, las  grandes fortunas españolas no sólo no lo notan, sino que los ricos son  más ricos. Según el último informe de la revista Forbes sobre las  grandes fortunas del mundo, las españolas ganaron en 2009 un 26% más que  el año anterior, y su patrimonio ascendió de 36.300 millones de euros  en 2008 a 49.200 millones en 2009.
 Y en esta lista de ricos nos volvemos a encontrar a los mismos que  hacían negocio en América Latina, robando su riqueza y explotando a sus  trabajadores: Amancio Ortega, encabezando el grupo Inditex, con 20.500  millones de euros (un 27% más); Isaac Andic, de Mango con 4.000 millones  (un 50% más); Emilio Botín, del Banco Santander, 1.400 millones; y  otros dueños de constructoras, telefónicas y empresas energéticas  (Esther Koplovitz, 1.600 millones; Alicia Klopovitz, 1.800 millones o  Florentino Pérez de ACS, 1.500 millones de euros).
 Este es, en definitiva, el recorrido de la inmigración bajo el sistema  capitalista. Expolio de los países de origen a manos de las grandes  multinacionales que roban, literalmente, sus enormes recursos naturales y  toda su riqueza, expulsando así a sus habitantes hacia otros países en  busca de una vida mejor. Pero una vez allí, en los países de destino,  sede de las multinacionales que asolan sus países, como sucede en el  caso del Estado español, los problemas no terminan para estos  trabajadores y sus familias. También en los países más desarrollados, la  fuerza de trabajo inmigrante constituye un gran negocio para los  capitalistas, no sólo para enriquecerse a través de salarios más bajos,  sino para impulsar a la baja las condiciones laborales del conjunto de  los trabajadores nativos. Finalmente, el discurso racista no es más que  un arma ideológica de defensa de estos intereses capitalistas que  obtienen beneficios colosales de la inmigración. Son estos mismos, los  capitalistas, a través de los gobiernos y las instituciones, como la  UE,  los que tratan de presentar al inmigrante como enemigo y dividir  así a la clase trabajadora en líneas nacionales  y raciales.
 Siguiendo con la lógica de estos intereses, la UE y la mayoría de sus  gobiernos, incluido el gobierno de Zapatero, ha ido aprobando leyes que  perpetúan y empeoran esta situación, véase la creación de Centros de  Internamiento de Extranjeros (CIE) en los que se vulneran todos sus  derechos, las constantes redadas racistas reconocidas por el propio  Ministerio del Interior o los casos de maltratos y torturas en las  comisarías de policía que están al orden del día.
 Por eso los trabajadores y los jóvenes nativos debemos ser conscientes  del negocio que se esconde tras la inmigración, para desenmascarar los  mensajes racistas y los intentos de dividirnos para debilitarnos. Es  urgente que los sindicatos de clase aborden la organización de los  inmigrantes junto con los trabajadores nativos de cada país. Hoy más que  nunca, en un contexto de crisis capitalista internacional, ante los  tremendos ataques y planes de ajuste que se están aprobando a lo largo y  ancho del mundo, los jóvenes y los trabajadores debemos estar unidos  para luchar en defensa de nuestros intereses, que son los mismos.
 ¡Nativa o extranjera, la misma clase obrera!






 
 





 
  
                 
  
                 
  
                 
  
                
 
  
                 
  
                 
  
                 
  
                
 
  
                 
  
                 
  
                 
  
                
 
  
                 
  
                 
  
                 
  
                 
  
                 
  
                 
  
                 
  
                 
  
                 
  
                 
  
                 
  
                 
  
                 
  
                 
  
                 
  
                 
  
                 
  
                 
  
                 
  
                


