Cruz Roja - Cuenca y la Delegación de Bienestar Social han decidido  cerrar el Hogar Residencial de Adolescentes en protección, que los  primeros gestionan en convenio con la Junta de Comunidades de Castilla -  La Mancha, ya que consideran que no es económicamente rentable su  mantenimiento tras los desperfectos causados en el mismo con motivo del  temporal sucedido el pasado 13 de agosto. Como consecuencia, el trabajo  educativo llevado a cabo con los niños se ha visto bruscamente  interrumpido (rompiendo los vínculos afectivos entre menores, entre  ellos y el equipo educativo y la intervención psico-socio-educativa que  de ello se deriva). Los niños han sido reubicados sin criterio y los  trabajadores se han quedado en la calle.
El origen de esta situación radica en los criterios meramente económicos  que rigen el sector desde la privatización de los servicios sociales.  Las consecuencias de esta privatización se traducen en precariedad  laboral y un claro maltrato institucional hacia los niños supuestamente  protegidos.
 En primer lugar, los bajos salarios y contratos basura motivan una alta  rotación del personal educativo, lo que imposibilita que se establezcan  figuras de referencia adecuadas y estables en la vida del niño, las  cuales son necesarias para el adecuado desarrollo psicosocial del mismo.  Por otro lado, el interés superior del menor se ve relegado a un  segundo plano, en favor de los intereses económicos de las diversas  instituciones que se lucran con estos convenios con el beneplácito de la  Junta. De esta manera, los destinatarios del servicio son transformados  en una pieza más del engranaje del negocio de la "solidaridad", que  fagocita grandes cantidades de dinero público que no repercute, como  debiera, en el bienestar de estos niños.
 
 Primacía de los criterios económicos sobre los humanos
 
 Por citar algunos ejemplos del caso concreto de Cruz Roja en Cuenca, la  casa donde estos niños residían no cumple las condiciones mínimas de  habitabilidad que exige la propia Administración (se ha estado  trabajando durante más de seis años sin licencia de apertura; los  dormitorios de los chicos eran de dimensiones minúsculas, no disponiendo  de un espacio individual adecuado para el estudio; el extintor estaba  caducado hacía años; la desratización y desinsectación no estaban en  regla, etc.). Además, el ratio educador/menor se vio modificado el  pasado año, reduciéndose de dos a un solo educador por turno,  imposibilitando una verdadera intervención individualizada y viéndose  convertido el educador en un mero vigilante.
 De igual forma, las necesidades administrativas priman sobre las  necesidades reales del menor, produciéndose traslados de centro,  acogimientos y retornos a la familia biológica que no responden a la  situación vital del menor, sino a coyunturas puntuales en relación al  deficitario número de plazas disponibles en los centros de menores de la  región. El tiempo ha demostrado que muchas de esas decisiones han sido  precipitadas, produciendo en los menores un perjuicio mayor que el  remedio que se pretendía lograr. Esto ocurre también por la saturación  de casos que soporta cada técnico de menores de la Junta, debido a la  escasez de personal que padecen.
 La ineficacia del sistema de protección de menores ha llevado a que la  simple inundación de una vivienda suponga la vulneración del objetivo  fundamental que se pretende conseguir con un menor tutelado (lograr una  estabilidad afectivo-emocional a través de recursos humanos y  materiales).
 Ante esta situación, desde el Colectivo de Educadores de Casas de  Acogida, exigimos que la Junta de Comunidades de Castilla - La Mancha  asuma directamente la atención de los menores en situación de riesgo o  exclusión social y desamparo, integrando los recursos ya existentes en  una red pública más amplia sin empresas intermediarias. Mientras esta  situación se revierte, en el caso concreto del Hogar Residencial de  Adolescentes gestionado por Cruz Roja en Cuenca, reivindicamos que el  recurso siga en funcionamiento ya que cubre unas necesidades sociales no  solventadas de otra manera. Así, si Cruz Roja no continúa con la  gestión del recurso, pedimos que se subrogue a la nueva entidad la  plantilla actual en su totalidad (que ha demostrado a lo largo del  tiempo su vocación y profesionalidad) y que el pliego de condiciones se  base en la calidad del servicio y no en aspectos económicos.
 
 En defensa de los puestos de trabajo.
 No al maltrato institucional.
 Por unos servicios sociales públicos, democráticos y de calidad.






 
 





 
  
                 
  
                 
  
                 
  
                
 
  
                 
  
                 
  
                 
  
                
 
  
                 
  
                 
  
                 
  
                
 
  
                 
  
                 
  
                 
  
                 
  
                 
  
                 
  
                 
  
                 
  
                 
  
                 
  
                 
  
                 
  
                 
  
                 
  
                 
  
                 
  
                 
  
                 
  
                 
  
                


