De nuevo se expresa el ansia de cambio profundo

Una enorme fuerza para un cambio profundo se ha vuelto a expresar en el País Valencià en estas elecciones, como ya ocurrió en las autonómicas y municipales de hace medio año. Las tendencias fundamentales de entonces se consolidan en esta nueva cita: la crisis de la derecha tradicional, el peso relativo de la nueva derecha de Ciudadanos (mucho menor del anunciado por las interesadas encuestas), la debilidad de la socialdemocracia clásica, y la pujanza de las fuerzas a la izquierda del PSOE.

También se confirma que la mayor participación en las principales localidades obreras impulsa a esas fuerzas y debilita el bipartidismo.

Lista electoral

% en 2011*

% en 2015*

Votos en 2011*

Votos en 2015*

Dif. de votos*

PP

53

31

1.390.000

837.000

-553.000

PSOE

27

20

697.000

530.000

-167.000

Compromís en 2011 /Compromís-Podemos en 2015

5

25

125.000

671.000

546.000

Esquerra Unida en 2011/Unitat Popular en 2015

6,5

4,2

170.000

112.000

-58.000

Ciudadanos

16

424.000

UPyD

5,6

0,65

146.000

17.250

-128.250

 *Datos en números redondos.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Durante muchos años el País Valencià fue el feudo de la derecha, pero, como ya se vio en mayo, la política de privatizaciones, corrupción, recortes, y ataques a nuestros derechos y conquistas, ha terminado provocando una ola de movilización social, desde la Primavera Valenciana hasta la ocupación de Ràdio Televisió Valenciana por sus trabajadores, que se ha plasmado a nivel electoral. Pero no se ha expresado en el PSOE (que continúa con su particular sangría de votos: casi 170.000 menos que en 2011 y más de 6 puntos porcentuales), cuya dirección ha sido —y es— cómplice de esa situación, sino en Podemos y, sobre todo, Compromís, en la primavera pasada; y en la lista conjunta de ambas fuerzas, este domingo. De hecho, la unión de éstas consigue el sorpasso, quedando en segunda posición, sólo por detrás del PP (por 166.000 votos y 6 puntos), y por delante del PSOE (por 141.000 votos y 5 puntos).

El PP ha perdido 550.000 votos, un 40% de su electorado, pasando de 20 a 11 escaños. En 2011 la derecha (básicamente el PP, más los 145.000 votos de UPyD) sumaba un apabullante 59%, y la izquierda quedaba con veinte puntos menos. Hoy la izquierda obtiene un 50% de los votos, un punto más que la derecha. Si nos fijamos en el peso del bipartidismo, ha pasado del 80 al 51%, ¡30 puntos menos! Por último, el porcentaje a la izquierda del PSOE, que era casi del 12% hace cuatro años, es hoy del 30%.

La clave de los buenos resultados de Compromís-Podemos es la mayor participación, más de tres puntos por encima de la media estatal, en general (76,58% frente al 75,5% de 2011), y de los habitantes de la gran ciudad y de las poblaciones obreras en particular. Así, en Valencia, con una participación dos puntos mayor que la media, Compromís-Podemos obtiene el 27% (también dos puntos más); y esta candidatura se convierte en la primera fuerza en la mayoría de las ciudades del cinturón rojo, con un porcentaje de entre el 25 y el 32%: en Picanya (con una participación del 81%), en Paiporta (80%), en Paterna (4 puntos más de participación), o en Manises, Aldaia, Alaquàs y Xirivella (2 puntos más en cada uno de estos municipios obreros)… También ocurre en Sagunto (la participación sube cuatro puntos), Burjassot (dos puntos), u Ontinyent (79% de participación).

Como conclusión principal, la enorme fuerza en la calle, la ingente energía para cambiar la sociedad, el ansia de una transformación profunda, trasladadas a las urnas en la primavera, se mantiene con vigor. Si bien, hay que señalar que las formaciones a la izquierda del PSOE tienen el potencial de crear un auténtico tsunami, tanto en el terreno electoral como el más importante, el de la lucha en la calle y la conciencia, si defienden claramente un programa de transformación socialista de la sociedad y de unidad de toda la izquierda que lucha, incluyendo a Esquerra Unida y Unitat Popular. Para ello sería necesario, por un lado, abandonar la deriva moderada, conciliadora, de la dirección de Podemos y Compromís, y los guiños a Ciudadanos; por otro, aplicar una política claramente de izquierdas desde la Generalitat y los ayuntamientos, remunicipalizando y nacionalizando sin dilación los servicios públicos, creando empleo público (y desobedeciendo la ley si hace falta), garantizando a todos una vivienda digna, etc. Y, junto a ello, promover y organizar la movilización social y la participación a través de asambleas, círculos, etc., única garantía de poder aplicar reformas positivas en nuestras condiciones de vida, de parar los ataques y de impulsar la lucha contra el mal de fondo: el capitalismo.

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