Contra la precariedad laboral y la privatización

Todos los días nos levantamos con la noticia de un nuevo conflicto en Correos. La UR4 de Sabadell, trabajadores de Málaga, Canarias o Pamplona, son solo una muestra de las numerosas movilizaciones que se están produciendo en Correos a lo largo y ancho de todo el Estado.

Detrás se encuentran décadas en las que la dirección, con el beneplácito de los distintos Gobiernos de turno ha venido desmantelando la mayor empresa pública del país con un claro objetivo, su privatización.

En 2025 decaerá el acuerdo de Correos como prestador del Servicio Postal Universal (obligación de repartir el correo por todos los hogares del territorio); será en ese momento cuando el servicio postal dejará de ser un derecho para pasar a ser definitivamente y sin ningún límite, simplemente un negocio.

El objetivo de la dirección de Correos es imponer el modelo de comercio on-line en el que las reglas del juego vienen marcadas por gigantes transnacionales como Amazon y que es absolutamente incompatible con unas condiciones de trabajo dignas para los empleados de correos y con dar un servicio postal público de calidad.

La Dirección lleva años deteriorando las condiciones laborales de los trabajadores con el objetivo de convertirnos en riders, a la vez que incumple la obligación de llegar a todos los buzones cinco días a la semana, que le impone la Ley Postal.

El proceso ha sido lento pero con paso firme. En el año 2000 se convierte a Correos en una Sociedad Anónima, separándola de la Administración Pública. En 2007 se excluye a Correos del Estatuto Básico del Empleado Público (ya somos muchos más los trabajadores laborales que los funcionarios).

En 2008 se produce la liberalización total de los servicios postales con la transposición de la Directiva 2008/6/CE y en 2018 tiene lugar un acontecimiento de especial gravedad, la firma del Acuerdo Plurianual 2018-2020 entre la empresa y los sindicatos CCOO, UGT, CSIF y Sindicato Libre (solo CGT no firmó) por el que se nos quiere introducir en el Real Decreto de Jornadas Especiales.

La inclusión en este Real Decreto significaría la flexibilidad total, la desregulación de nuestras jornadas laborales, la semana de lunes a viernes desaparecería y trabajaríamos y descansaríamos cuando la empresa nos lo comunique.

En el bloque III del citado acuerdo se recoge: “Correos, empresa que desarrolla su actividad en un mercado de máxima exigencia competitiva, se ve obligada a prestar servicios en franjas horarias, distintas a la ordinaria de 37,5 horas semanales de lunes a viernes, para garantizar su viabilidad, especialmente en sábados y domingos(...) Correos promoverá las actuaciones legales, convencionales, organizativas y salariales que sean necesarias, con el objetivo de compatibilizar los derechos al descanso diario y semanal con el personal que preste servicios el sábado y/o domingo”.

Tras esta firma en diciembre de 2018, Correos solicitó al Gobierno que se incluyera al sector postal en el Real Decreto de Jornadas Especiales. En marzo de 2019, el Ministerio de Trabajo dirigido por Magdalena Valerio tramitó un borrador en ese sentido que contaba con el visto bueno de CCOO y UGT. En noviembre de 2019, tras las elecciones generales y la formación del nuevo Gobierno, esta iniciativa quedó en stand by, pero sigue siendo una espada de Damocles sobre nuestras cabezas.

La realidad de Correos: precarización, servicio deficiente y externalización. A lo largo de estos años la precarización que ha sufrido la plantilla de Correos es absolutamente escandalosa. Desde 2008 a 2018 hemos perdido 13.832 puestos de trabajo, el 21% de nuestra plantilla. La temporalidad se ha elevado del 22% al 34%. Estas cifras se traducen en una sobrecarga de trabajo absolutamente brutal; sistemáticamente no se cubren ni las bajas ni los permisos retribuidos, el estrés y los accidentes laborales crecen escandalosamente.

La empresa se gasta 18,5 millones de euros en marketing pero en los centros de trabajo falta de todo (EPI, muchos salimos al reparto con carpetas remendadas con cinta aislante, etc.). Para los ciudadanos esta situación se traduce en un servicio absolutamente lamentable. Esta sobrecarga de trabajo provoca retrasos en entregas, que se traspapelen notificaciones, etc.

Por otro lado, en la práctica la política de la dirección de la empresa es no entregar la correspondencia a diario como la Ley Postal nos exige, todo ello para dar prioridad a la paquetería on-line como el servicio que Correos presta a Amazon, cobrándolo a precios irrisorios. En realidad Correos, que recibe financiación del Gobierno por ser el prestador del Servicio Postal Universal, subvenciona a Amazon (y a otras empresas de paquetería) con el dinero de todos los ciudadanos.

A la vez Correos va trasvasando cada vez más volumen de carga de trabajo a su filial Correos Express, compuesta de trabajadores autónomos y falsos autónomos con condiciones laborales lamentables. No es el único ejemplo de externalización que Correos ha llevado a cabo; ha externalizado desde los servicios de limpieza, el mantenimiento de sus vehículos e incluso la flota de transporte.

Extender y unificar las luchas con una huelga general en Correos en todo el Estado

Pero las trabajadoras y trabajadores de Correos que ha diferencia de su presidente, que cobra un sueldo de 190.000 euros por desmantelar la empresa y que a buen seguro acabará en el Consejo de Dirección de algún operador postal privado, están demostrando que sí conocen la importancia de los servicios públicos y han dicho basta a esta situación.

Frente a la política de colaboración con la dirección de Correos de las direcciones sindicales (solo CGT se ha opuesto a los planes de la empresa desde un principio) los trabajadores están protagonizando en los últimos seis meses movilizaciones por todo el Estado: Canarias, Narón , Jerez, Cuenca, León, Almería, Sevilla, Catalunya, Madrid o la huelga indefinida convocada por el comité de empresa de correos en Pamplona a partir del 31 de mayo.

Especial mención merece la impresionante huelga indefinida que llevan protagonizando desde el 6 de abril los y las trabajadoras de la UR4 de Sabadell. Esta experiencia refleja perfectamente la realidad que viven todas las carterías de Correos.

Los trabajadores de la UR4 de Sabadell denunciaron a su jefa ante la empresa por falsificar el número de identificación de la persona a la que sustituía para obligar a los carteros a que hicieran una única entrega de las notificaciones, en vez de las dos reglamentarias, para así priorizar la salida de la paquetería (Amazon, AliExpress, etc); por supuesto la denuncia no llegó a ningún lado.

Esta flagrante ilegalidad unida a la precariedad laboral que padecen fue la gota que colmó el vaso y decidieron lanzarse a la huelga. Sus reivindicaciones no son salariales, cuando tendrían motivos suficientes para serlo, afectan directamente a la mejora del servicio postal: más contratación, fin del autoritarismo de las jefaturas, participación sindical en el redimensionamiento de las unidades de reparto y que se investigue a la jefa.

Su ejemplo ha sido determinante para que sus compañeros de Reus y Terrassa hayan organizado movilizaciones y ha impulsado la convocatoria por parte de CGT y del Sindicato independiente Profesional de Correos y Telégrafos (SIPcte) de un paro de cuatro horas los días 2, 3 y 4 de junio en toda la provincia de Barcelona.

La dirección de la empresa podría realizar fácilmente algunas contrataciones y desactivar el conflicto, pero esto sentaría un nefasto precedente en sus planes de precarización y sería el ejemplo perfecto de que la lucha sirve; por ello se resiste y busca derrotar a las y los compañeros de la UR4 aislando la lucha y aplicando la política del "divide y vencerás".

La empresa ha hecho alguna concesión abriendo un expediente a la jefa del UR4 y a la vez ha efectuado alguna contratación en Sant Cugat, Cerdanyola y concedido alguna demanda de las planteadas por los trabajadores en Terrassa. La estrategia de la dirección de Correos es transparente. Pretenden ir desactivando uno a uno los conflictos, derrotar así a los trabajadores e imponer sus planes.

Esta es la razón por la que para romper la resistencia de la empresa en todos y cada uno de los conflictos que han estallado es imprescindible unificar todas las luchas que están teniendo lugar a lo largo y ancho del país.

Hay que organizar ya una gran huelga general a nivel estatal con manifestaciones masivas en todas las provincias. Una huelga general que no basta con proclamarla. Hay que organizarla con decisión. CGT de correos tiene una importante oportunidad para demostrar que supone una auténtica alternativa sindical, a la vez que una gran responsabilidad.

Los dirigentes de CGT deberían poner fecha a esta huelga general y hacer un llamamiento al resto de los sindicatos a sumarse a ella, al mismo tiempo que inician los preparativos para que esta sea un éxito.

Es necesario organizar asambleas en todas las carterías y centros de trabajo, en las que discutir y aprobar una plataforma reivindicativa general y elegir representantes para formar comités de huelgas provinciales para coordinar la lucha que culminen en un comité de huelga estatal; hay que editar miles de panfletos para explicar al resto de trabajadores de todos los sectores y a la población en general, las razones de la huelga y de esta forma ganar su apoyo.

La tabla reivindicativa debería recoger entre otras las siguientes reivindicaciones:

⁃Acabar con la eventualidad con contrataciones masivas tirando de la bolsa de eventuales por antigüedad.

⁃Redimensionamiento de todas las secciones de reparto con control sindical para que se pueda llegar todos los días a todos los domicilios.

⁃No a la inclusión en el Real Decreto de Jornadas Especiales.

⁃Fin de la externalización. Asimilación de la plantilla de Correos Express como plantilla fija de Correos.

⁃Apertura de oficinas de Correos en el mundo rural suficientes para que los ciudadanos no tengan que recorrer decenas de kilómetros para recoger sus envíos.

⁃Vehículos de empresa para los carteros rurales.

⁃No a la privatización de Correos. Debemos exigir que la empresa pública vuelva a asumir los numerosos servicios delegados a empresas privadas. ¡Por un servicio postal público y universal!

 Las condiciones están dadas para crear una gran “marea amarilla”, como la “blanca” o la “verde”, que impulse la lucha general por unos servicios públicos de calidad y unas condiciones laborales dignas. La fuerza de la mayor empresa pública del país con más de 50.000 trabajadores en un sector estratégico es inmensa, podemos paralizar el país e inspirar al resto de los trabajadores del sector público a sumarse a la lucha para así poder acabar con la precariedad y las malas condiciones laborales que desde hace mucho tiempo se están imponiendo en todas las empresas públicas.

¡¡Correos no se vende, se defiende!!
¡¡Por un servicio postal digno, público y de calidad!!

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