El pacto salarial que Unai Sordo y Pepe Álvarez firmaron con la CEOE el pasado 5 de mayo, consistente en un 4% para este año y un 3% para 2024 y 2025, es un nuevo recorte inaceptable del poder adquisitivo de nuestros salarios.

Más aún, de las pérdidas salariales de 2022 ni se habla, y la tomadura de pelo llega al máximo si tenemos en cuenta que este “gran logro” que nos vende la burocracia sindical es una mera recomendación: o sea, muchas empresas ni lo cumplirán.

Pero ni siquiera esto es lo más grave. El presidente de la CEOE, Antonio Garamendi, en una entrevista publicada el 9 de mayo en Cinco Días destacaba que por primera vez, el AENC aborda “el elevado nivel de absentismo”. Efectivamente, CCOO y UGT han cruzado otra línea roja al aceptar la intervención de las mutuas patronales en la gestión de las bajas por enfermedad común.

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En 2022 las y los asalariados del Estado español sufrimos una bajada del poder adquisitivo del 5,5%. Con la de los años inmediatamente anteriores esa pérdida salarial supera el 9%.

Inflación disparada, y se firma más perdida de salarios

La inflación lleva disparada en nuestro país desde finales de 2021, cuando alcanzó una subida del 6,5%. En 2022 la inflación media se elevó hasta el 8,5%, una cifra que no refleja ni de lejos la realidad de las subidas de precios de los productos básicos que sufrimos las trabajadoras y trabajadores. Los alimentos, por ejemplo, alcanzaron el pasado año subidas medias del 15% y este año la tendencia se mantiene.

Frente a esta carestía que nos ahoga, el acuerdo firmado por la CEOE y las cúpulas de UGT y CCOO —bendecido con entusiasmo por el Gobierno— no solo no nos permitirá recuperar el poder adquisitivo perdido, sino que tampoco nos protege frente a las subidas de precios del año en curso y los dos próximos. Todo lo contrario: garantiza que nuestros salarios valdrán cada vez menos, para alegría de los empresarios.

En 2022, según datos de todos los organismos oficiales, las y los asalariados del Estado español sufrimos una pérdida de poder adquisitivo del 5,5%, que añadido a lo que nos robaron los dos años anteriores implica una merma salarial mayor del 9%.

Hasta abril de este año llevamos ya una inflación del 4,1%. ¿Pretenden CCOO y UGT que renunciemos definitivamente al salario real perdido hasta el 31 de diciembre de 2022 y que encima aceptemos una subida salarial del 4% para 2023 que ya está, a estas alturas de año, muy por debajo del IPC, que en abril ascendía al 8,3%?

El panorama todavía es peor para 2024 y 2025. Incluso si los precios no subiesen ni un céntimo en los próximos 30 meses —algo obviamente imposible—, con la subida salarial del 3% prevista seguiríamos en caída libre.

En el acuerdo se habla de una cláusula de revisión, pero se limita su cuantía a un 1% adicional. Se ríen de nosotras y nosotros en nuestra propia cara.

El acuerdo es una miseria, pero ni siquiera se va a aplicar de forma generalizada.

Para empezar, los convenios ya firmados no se van a revisar. Los 4.638.000 trabajadores que renovaron sus convenios en 2021 y los 2.762.000 que lo hicieron en 2022, la inmensa mayoría con subidas entre el 2 y el 3%, en el mejor de los casos, se quedarán como están. Tampoco se verán afectados por este pésimo pacto los cientos de miles de trabajadoras y trabajadoras cuyos convenios se firmaron a toda prisa en los cuatro primero meses de este año con subidas salariales ridículas.

Pero incluso los trabajadores y trabajadores con convenios en proceso de negociación no pueden estar seguros de que este acuerdo se les vaya a aplicar. Las subidas previstas —4% en 2023 y 3% en 2024 y 2025— son, como ya hemos explicado, solo una “recomendación”, que no obliga de ninguna manera a las empresas a aplicarla.

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CCOO y UGT firman para apuntalar sus políticas de paz social y conciliación con las empresas, la banca y las finanzas. Mientras, los resultados empresariales crecieron un 91,3% y los dividendos de los accionistas crecieron de media ¡un 85,6%! 

Un acuerdo que beneficia, y mucho, a los empresarios y a la derecha

Entonces, si es una simple recomendación que no obliga a nada a los empresarios, ¿para qué lo firman CCOO y UGT? Ya lo ha dicho Garamendi en la entrevista citada más arriba: “La paz social está garantizada hasta 2025”.

La búsqueda de la paz social es el principal objetivo del Gobierno de Pedro Sánchez, que ha puesto todo su empeño en sofocar cualquier atisbo de lucha o movilización de los trabajadores. El PSOE quiere seguir ocupando su lugar como pilar central de la gobernabilidad del sistema y para ello cuenta con la colaboración incondicional de los dirigentes de CCOO y UGT, dispuestos a firmar cualquier acuerdo, por lesivo que sea para las trabajadoras y trabajadoras. Como ya ocurrió con la Reforma Laboral, con el famoso “escudo social” o, más recientemente con la Ley de Vivienda, el Gobierno no tiene reparo en mentir descaradamente, como acaba de hacer Yolanda Díaz que ha asegurado que este acuerdo está “destinado a proteger los salarios de las personas trabajadoras”, cuando lo único que garantiza es una nueva pérdida de poder adquisitivo y un medio para que los beneficios empresariales sigan batiendo récords.

Según informa el Banco de España, en 2022, mientras nuestros salarios se hundían los resultados empresariales crecieron un 91,3% y los dividendos (es decir, la retribución que va directamente al bolsillo de los accionistas) lo hicieron de media ¡un 85,6%!

A corto plazo es inevitable que este pacto alimente la desmovilización y consecuentemente la desmoralización, especialmente entre los sectores más golpeados de nuestra clase, que se ven completamente abandonados por el Gobierno y los grandes sindicatos. Y esto solo puede resultar en un beneficio electoral para la derecha. Firmando este acuerdo, y recortando el poder adquisitivo de los salarios, Yolanda Díaz presume de que CCOO y UGT “están a la altura de nuestro país”. Que increíble.

No podemos olvidar que hace pocas semanas Pepe Álvarez, secretario general de UGT reclamaba que se retirase la prestación por desempleo a todas las desempleadas y desempleados que no aceptasen una oferta de trabajo, con independencia de las condiciones ofertadas, y ahora CCOO y UGT colaboran a extender una sombra de sospecha sobre las personas de baja por enfermedad.

La derecha representada por Ayuso debe estar regocijándose, viendo cómo los líderes de CCOO y UGT aceptan de hecho muchos aspectos de su discurso contra la clase trabajadora. Que nadie se extrañe de que la derecha avance en la próxima cita electoral. Este acuerdo es un gran espaldarazo para asegurar su victoria.

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El reciente éxito cosechado por las trabajadoras y trabajadores de las tiendas de Inditex es una señal de cuál es el camino que sirve de verdad para defender los salarios. 

Abajo la paz social

El reciente éxito cosechado por las trabajadoras y trabajadores de las tiendas de Inditex es una señal de cuál es el camino que sirve de verdad para defender los salarios. Con solo una jornada de huelga, la plantilla de las tiendas de Inditex obligó a la multinacional a tirar a la papelera el mísero acuerdo de subida del 3% firmado por CCOO y UGT, y a aceptar un incremento de entre el 20 y el 25% exigida por CGT, el sindicato convocante en solitario de la huelga. Previamente, las trabajadoras del grupo en A Coruña habían abierto el camino: unas horas antes del inicio de la huelga provincial convocada por la CIG, la empresa tuvo que ceder y aceptar una subida del 25%.

El camino de la movilización más contundente, de la unificación de las luchas, de la huelga general como en Francia, y de la defensa del sindicalismo de clase y combativo es el antídoto contra una burocracia sindical cada vez más entregada y servil con los patronos. No hay tiempo que perder.

¡Únete a Sindicalistas de Izquierda!

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