El pasado lunes 22 de septiembre, vivimos una jornada histórica de huelga general en Italia contra el genocidio al pueblo palestino. Gran parte de la actividad económica del país quedó paralizada o se vio muy afectada, y en más de 80 ciudades muchos cientos de miles fueron los que se movilizaron para denunciar el horror de la masacre que el nazi-sionismo está perpetrando, contra la escalada militarista y los presupuestos de guerra aprobados por el Gobierno reaccionario de Meloni y contra su complicidad en la matanza sionista.

La huelga general fue convocada por la Unione Sindacale di Base (USB) junto a otros sindicatos combativos como Confederaione Unitaria di Base (CUB), la Autodeterminazioe Lavoratori (ADL) y il Sindicato Generale di Base (SGB), bajo la consigna “Bloquearlo todo”. Mientras los dos sindicatos mayoritarios de Italia CGIL y CSIL, se mantenían al margen.

CGIL, debido a la presión que ya venía ejerciendo la clase obrera italiana en general y sus propios afiliados en particular, convocó un paro de 4 horas el 19 de septiembre para intentar salvar la cara. Pero la huelga del 22 ha sido cualitativamente más importante y amplia; el impulso desde abajo, la combatividad, la rabia y la indignación de la clase obrera italiana han superado con creces los límites en los que el sindicalismo más institucional ha querido encorsetar esta movilización contra el genocidio.

Puertos como el de Génova, Livorno, Palermo, Trieste, Venecia (ciudades en las que hubo manifestaciones multitudinarias) estuvieron bloqueados durante horas. El transporte público, la logística, las universidades y los institutos de secundaria amanecieron paralizados. En Florencia, fueron más de diez mil personas las que recorrieron sus calles en manifestación. En Bolonia, más de cinco mil cortaron la carretera de circunvalación de la ciudad. En Turín, la masiva manifestación recorrió las vías del tren bloqueando todo el tráfico ferroviario, En Nápoles, 50.000 bloquearon la estación de tren durante horas. Así sucedió también en Roma donde más de cien mil personas ocuparon el centro de la ciudad y, durante horas, la estación ferroviaria de Termini. También los y las estudiantes se sumaron a esta jornada de huelga. De hecho muchas de las manifestaciones comenzaron en las universidades con miles de estudiantes universitarios y de secundaria participando en ellas.

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La huelga general en Italia del 22 de septiembre fue convocada por la Unione Sindacale di Base (USB),Confederaione Unitaria di Base (CUB), la Autodeterminazioe Lavoratori (ADL) y il Sindicato Generale di Base (SGB), y paralizó gran parte de la actividad económica. 

¡Represión contra los y las que luchamos!

Todo esto ocurre, además, en la Italia de la fascista Meloni que en los últimos años ha ido endureciendo la represión contra los sectores más combativos de la clase obrera y la juventud. En el último “paquete de seguridad” presentado por Hermanos de Italia (el partido de Meloni) afirma que: “Se castigará con entre dos y seis años de prisión a quien posea o haga circular, de forma oral o escrita, contenidos capaces de instigar a la realización de actos o resistencias contra instituciones o servicios públicos”. En la práctica, es una versión del viejo delito de propaganda subversiva de Mussolini por el que se encarcelaron y asesinaron a miles de antifascistas y que a día de hoy apunta a los y las activistas que se movilizan en solidaridad con Palestina.

Con esto sobre la mesa, el Gobierno dispuso un amplio y ostentoso dispositivo policial para enfrentarse a la huelga general y a las movilizaciones que en esa jornada tuvieron lugar. La represión contra los manifestantes fue salvaje. Sobre todo en Milán y Bolonia. Las porras fueron acompañadas por cañones de agua y gases lacrimógenos y se contabilizaron al menos 18 personas detenidas, siendo cuatro de ellas (entre las que se incluyen dos menores) juzgadas por procedimiento sumarísimo y enviadas directamente a prisión.

La clase obrera italiana y la juventud han dado una lección de dignidad a todo el mundo, mostrando una vez más que el camino para frenar el genocidio y para hacer frente a la extrema derecha y al fascismo, es la lucha contundente y decidida en las calles. El 22 de septiembre Meloni ha sufrido una severa derrota frente al ímpetu y determinación de las y los trabajadores y los jóvenes italianos.

La presión es tan fuerte y el impacto de la huelga general del 22 ha sido tan importante que ha revolucionado toda la vida política italiana, como demuestra el hecho de que la oposición italiana bloqueara la sesión del Parlamento para exigir al Gobierno que actúe en defensa de las embarcaciones de la flotilla Global Sumud (en la que viajan cuatro diputados italianos), que volvió a ser atacada con drones la madrugada del 24 de septiembre y que el Gobierno de Meloni haya enviado una fragata para llevar a cabo “posibles labores de socorro” hacia el convoy humanitario.

No queremos palabras vacías, queremos hechos

Son más de 70 años de ocupación, masacres y limpieza étnica y desde octubre de 2023 estamos asistiendo a un genocidio en directo. No es casualidad que esta convocatoria haya sido tan masiva. Mientras el Estado nazi-sionista proclama y aplica de forma cada vez más brutal y decidida su pretensión de exterminar al pueblo palestino con su “solución final”, la complicidad de los Gobiernos de EE.UU, la UE, de China, Rusia y de los países árabes y las pruebas cada vez más escandalosas de los suculentos beneficios que numerosas empresas están obteniendo del genocidio[1], la solidaridad de clase internacional ha dado un salto adelante y la idea de que la única alternativa para parar esta masacre es la lucha masiva ha conquistado la mente de muchos millones de personas en todo el mundo. Como demuestran las numerosas y masivas movilizaciones que se vienen produciendo en cada vez más países.

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El ejemplo italiano muestra el camino. Solo a través de la lucha contundente y la huelga general podremos garantizar que los Gobiernos rompen de verdad con todo tipo de relaciones con el Gobierno de Netanyahu. 

En el propio Estado español tenemos el reciente ejemplo de La Vuelta, cuyo culmen fue la manifestación en Madrid de más de 100.000 personas consiguieron paralizar, decididas a no permitir el blanqueamiento de los sionistas. O, también, la despedida de la Global Sumud Flotilla en Barcelona arropada por miles y miles de activistas dejando claro que ante cualquier ataque va a haber respuesta en las calles.

No es casualidad que hasta la propia Meloni (esta reaccionaria que en numerosas ocasiones ha mostrado su apoyo a Netanyahu), ya declaró a finales de agosto que lo que está haciendo Israel es “desproporcionado”, que distintos países estén reconociendo el Estado Palestino, o que Pedro Sánchez lo llame genocidio y anuncie a bombo y platillo un “embargo de armas”. Este giro de los responsables políticos, se debe exclusivamente a la fuerza que estamos demostrando en las movilizaciones en todo el mundo. Pero no somos ingenuos, somos conscientes de que intentan calmar las aguas con promesas y palabras vacías, mientras en la práctica siguen, de una u otra manera apoyando a Israel y mantienen relaciones diplomáticas y comerciales con el Estado sionista. Por ello, tenemos que seguir dando pasos adelante en la lucha, ahora que estamos consiguiendo poner ante las cuerdas a estos cómplices, debemos redoblar la fuerza porque este es el camino para frenar este genocidio y liberar a Palestina del sionismo criminal.

Parar todo para parar el genocidio. ¡A por la huelga general!

La huelga general de Italia marca, sin lugar a dudas, la ruta que tenemos que seguir. En el Estado español tenemos en el horizonte la huelga estudiantil del 2 de octubre convocada por el Sindicato de Estudiantes, y las movilizaciones previstas para los próximos 4 y 5 de octubre convocadas por multitud de colectivos. Por su parte, sintiendo la presión social en general y de la clase trabajadora en particular, CCOO y UGT, que han estado desaparecidos durante estos dos años de genocidio, han planteado para el 15 de octubre una, hasta ahora, imprecisa y nebulosa jornada de lucha contra el genocidio. ¡Ya está bien de pasividad! Hay que convocar ya una huelga general en el Estado Español. Señalamos directamente a CCOO y UGT y les exigimos que pongan las herramientas para que esta sea posible. Por otro lado, los sindicatos combativos aquí, tienen una gran oportunidad y una gran responsabilidad para lanzarse a organizar un paro general que supondría otro salto decisivo hacia delante en la lucha contra el genocidio. El ejemplo italiano demuestra que esto es plenamente posible y si se actúa con decisión, firmeza y confianza.

Solo a través de la lucha contundente y la huelga general podremos garantizar que se rompe de verdad con todo tipo de relaciones con el Gobierno de Netanyahu.

Es el momento de aumentar la presión y aprovechar toda la fuerza del movimiento para acabar con el sionismo.

¡Desde el río hasta el mar, Palestina vencerá!

 

[1] El lucro del genocidio: los países de la UE ponen la logística, Estados Unidos las armas

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