Los próximos días 22 de abril y 6 de mayo se celebran las elecciones presidenciales francesas. Hace ahora cinco años Nicolas Sarkozy llegó a la presidencia con un discurso demagógico, presentándose como adalid de las clases populares, prometiendo empleos, reducción de la desigualdad y bonanza económica. Poco tiempo después, reveló su auténtica cara como representante y defensor de los intereses de los capitalistas franceses, a costa del empobrecimiento y empeoramiento de las condiciones de vida de la inmensa mayoría de la población. Sarkozy se enfrenta a la perspectiva más que probable de perder las elecciones frente al candidato del Partido Socialista, François Hollande. Los socialistas ya ganaron las elecciones municipales de 2011 y todas las encuestas apuntan a que también serán los vencedores en las elecciones legislativas del próximo mes de junio.

Sarkozy utiliza el atentado de Toulouse para sus propios intereses

El 19 de marzo, en plena campaña electoral, Francia quedó conmocionada por el atentado contra una escuela hebrea de Toulouse, en él murieron 4 personas, 3 de ellos niños. Después de la confusión inicial sobre la autoría del ataque, finalmente se anunció que el autor del mismo era Mohamed Merah, un joven árabe que vivía en un barrio marginal, seguidor del fundamentalismo islámico que pretendía así protestar por la implicación de Francia en Afganistán y la prohibición del velo islámico en las escuelas francesas. Sarkozy y su gobierno no perdieron tiempo en utilizar este atentado para sus propios intereses. En primer lugar, presentándose como los defensores de la “ley y el orden”, en un intento de arrebatar votos al ultraderechista Frente Nacional. En segundo lugar, utilizando el atentado como excusa para justificar el endurecimiento de los derechos democráticos.
Merah fue localizado en su piso de Toulouse y después de varios días de asedio por parte de las fuerzas especiales, finalmente fue “abatido” por la policía. Pero cuantos más detalles se conocen de Merah, más interrogantes surgen. Según recogía El País (27/3/12), el antiguo jefe de los servicios secretos franceses (DCRI), Yves Bonnet, dijo que Merah era “conocido por la DCRI, no especialmente por ser islamista, sino porque tenía un interlocutor en inteligencia. Y tener un interlocutor no es para nada una cosa inocente, no es una cosa insignificante”. A través de la prensa francesa se ha sabido que Merah, que en teoría apenas ganaba el salario mínimo, en los últimos dos años ha viajado por todo Oriente Medio, Afganistán, Pakistán e incluso Israel. El actual director del DCRI, Squaracini, en una entrevista publicada en Le Monde (23/3/12) confirmó estos viajes. La revista Les Inrockuptibles (28/3/11), revelaba que Merah “pudo entrar en Israel en 2010 porque se presentó como informante” y eso sólo es posible si es avalado por el Estado francés. Todo apunta a que era un infiltrado en los movimientos islamistas radicales al servicio del aparato del Estado francés. Como en el caso del atentado fascista de Noruega del pasado mes de julio, muchos ahora se preguntan cómo los poderosos servicios secretos franceses no fueron capaces de prever el ataque. De presentar a Merah como un “lobo solitario”, ahora se buscan células islámicas por todo el país y se aprovecha para hacer redadas indiscriminadas contra inmigrantes árabes.
El efecto inmediato del atentado fue un repunte de Sarkozy en las encuestas, antes del 19 de marzo le daban cómo perdedor frente a Hollande en las dos rondas de las presidenciales. Ahora, podría ganar la primera ronda, con un 28% de apoyo frente al 26,5% de Hollande, aunque en la segunda vuelta, a pesar de reducirse los márgenes, todavía Hollande cuenta con un 53,5% de apoyo, mientras Sarkozy tiene un 46,5% (en diciembre la proporción era 60-40 a favor de Hollande). Uno de los factores de la caída de apoyo a Hollande es su actuación posterior al atentado, en ningún momento se ha desmarcado de Sarkozy, incluso ha manifestado públicamente que no haría ninguna crítica a la política en materia de seguridad, apoyando públicamente la legislación antiinmigración y el endurecimiento de los derechos democráticos.

Giro a la izquierda y ascenso del Frente de Izquierdas

Sobre la superficie en Francia reina una aparente calma social, sobre todo si lo comparamos con las grandes movilizaciones que hemos visto en Grecia, España o Portugal. Pero nada más lejos de la realidad, después de las huelgas en el sector público en 2010, las luchas no han parado, ahora están en el plano industrial contra los cierres, despidos y ataques a las condiciones laborales. En los últimos meses ha habido luchas y protestas en grandes empresas como Peugeot, Citroen, Lejaby o Petroplus (la única refinería del país).
El giro a la izquierda de los jóvenes y trabajadores franceses no se ha detenido y según todas las encuestas se expresarán en el plano electoral en un apoyo al Frente de Izquierdas, actualmente le dan un 14% de intención de voto, aumentando según pasan los días. El surgimiento del Frente de Izquierdas guarda muchas similitudes con la formación de Die Linke (La Izquierda) en Alemania. Es una coalición formada sobre todo por el Partido Comunista Francés y el Partido de la Izquierda de Jean-Luc Mélenchon, que es el candidato a la presidencia del Frente de Izquierdas. Como en el caso de Oskar Lafontaine (líder de Die Linke), Mélenchon fue ministro en el gobierno socialista de Jospin, girando posteriormente a la izquierda y abandonando el partido en 2008.
La campaña del Frente de Izquierdas ha despertado muchas ilusiones entre un sector de jóvenes y trabajadores, desencantados con la política socialdemócrata de derechas del PSF y que buscan una alternativa a la izquierda. Su programa es el más radical de todos, entre sus reivindicaciones se encuentra las nacionalizaciones de empresas rentables, como el sector energético. En los últimos meses han vendido más de 300.000 ejemplares de su programa electoral, sus mítines son multitudinarios y el pasado 18 de marzo consiguió congregar en París a más de 100.000 personas para conmemoraron el aniversario de la Comuna de París cantando La Internacional. En su discurso dijo que la tarea era “encender la mecha para el estallido del volcán francés que toda Europa espera”. La clase obrera y la juventud francesas fueron la avanzadilla de las grandes movilizaciones y luchas que estamos viendo actualmente en toda Europa, sólo basta con recordar las luchas de masas contra el CPE (Contrato de Primer Empleo) en 2006. Sólo es cuestión de tiempo que estalle el “volcán” y haga temblar los cimientos del capitalismo francés y europeo.

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