¡Basta ya de acuerdos podridos con el PNV para golpear a los trabajadores!¡Hay que impulsar la movilización!

En un contexto de aumento brutal de la precariedad y la explotación en las empresas en Euskal Herria y del cierre de industrias históricas como La Naval, las movilizaciones y estallidos de conflictos  en diferentes sectores han reflejado la voluntad de lucha de la clase trabajadora,  a quienes se nos ha cargado la cuenta de los platos rotos de la crisis. Pero ¿cuál ha sido el papel de nuestras organizaciones sindicales para defendernos de esta ofensiva?

Es una estrategia clásica de la burguesía el tratar de sortear la situación y justificar sus ataques o hacerlos más digeribles buscando la colaboración de los sindicatos a través del llamado “diálogo social”. Esa ha sido la política de los Gobiernos del PNV en la CAPV. También el PSE tanto dentro como fuera del Gobierno de la CAPV, ha participado activamente en esta línea. CCOO y UGT, al igual que han hecho a nivel estatal, han sido una pieza clave en este montaje, junto a la patronal vasca Confebask, para garantizar la paz social. Esa misma línea han adoptado en Navarra, donde  CCOO y UGT han estado durante años implicados en mesas con la patronal y el Gobierno.

En estos momentos, al Gobierno de Urkullu se le abren cada vez más frentes en el terreno sindical, con el desarrollo de importantes conflictos, como la huelga en la enseñanza concertada o en los comedores escolares, o con el cierre de empresas tan significativas como La Naval. Las actuales mesas de diálogo social tienen como objetivo desactivar las luchas, encallándolas en el estéril terreno de la concertación social. Aquí cuenta también con la inestimable colaboración del PSE, que participa en el Gobierno y que dirige además la consejería de Trabajo que es la que lleva formalmente el diálogo social.

Entre los objetivos de la nueva mesa, en la que participan también otras consejerías como la de Industria o Educación, se incluye acordar políticas industriales que “mejoren la competitividad de las empresas”, es decir,  un intento del PNV de implicar a los sindicatos en la gestión de los conflictos que se avecinan en el sector industrial y frenar las críticas de los partidos de izquierda por el cierre de La Naval cuando estamos a apenas dos meses de las elecciones municipales.

La realidad es que las anteriores mesas de concertación que han ido de la mano de una clara intención de desactivar la movilización no han supuesto ningún beneficio para la clase trabajadora vasca y esta última no será una excepción. El decreto que convoca esta  mesa incluye la novedad de que se podrán alcanzar acuerdos con el apoyo de un solo sindicato (CC.OO. y UGT tienen solo el 30% de los delegados en la CAPV)  lo que demuestra una vez más  el verdadero interés del Gobierno de Urkullu: sacarse una foto con algún sindicato para lavarse la cara y mostrar su “lado conciliador” con los trabajadores. Una farsa.

ELA y LAB han dicho que no irán a esas negociaciones, lo cual es positivo. Pero hace falta algo más para frenar los ataques a los trabajadores y tumbar al Gobierno del PNV. Oponerse al sindicalismo de concertación es un gran paso, pero desde Ezker Iraultzailea y Sindicalistas de Izquierda entendemos que es momento de que el sindicalismo combativo sirva para empujar hacia adelante las grandes luchas que se han abierto en los últimos años. Es necesario elaborar un plan de lucha para unificar todos los conflictos y golpear con contundencia todos juntos. Hay que defender los puestos de trabajo, salarios dignos y  dar una respuesta conjunta a la situación de precariedad que se vive en las empresas, en especial las mujeres y la juventud.

Las consecuencias de la crisis dejan un aumento importante del número de conflictos laborales, encabezados muchos de ellos por ELA, que deben confluir en una sola lucha. Hay que recuperar la herramienta de la huelga general, abandonada en Euskal Herria desde hace muchos años  por parte de los dirigentes sindicales con la excepción de este último 8 de marzo. La propia convocatoria se explica por la enorme presión del movimiento y su éxito es una demostración de la fuerza que tenemos para vencer los ataques. Y este éxito histórico podría haber sido mucho más poderoso si los sindicatos hubieran llamado a la huelga al conjunto de la clase trabajadora y hubieran reivindicado con claridad el carácter de clase de la movilización.

El PNV muestra un día tras otro lo poco que le importan los derechos de los trabajadores y la liberación de Euskal Herria o Catalunya. Su único objetivo es el de seguir defendiendo los intereses de los capitalistas vascos. Hay que tumbar al Gobierno del PNV volviendo a situar a la clase obrera vasca al frente de la lucha. El 8M marca el camino ¡tenemos la fuerza para vencer! Pero no lo lograremos en despachos ni con acuerdos podridos con el PNV sino con la organización y la lucha en la calle.

¡Por un sindicalismo combativo!

¡No a la concertación con la patronal y el PNV!

¡Hacia una huelga general unitaria en Euskal Herria!

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