El pasado 26 de octubre se celebraron elecciones legislativas en Argentina para renovar la mitad de los diputados (127) y un tercio de los senadores (24). El triunfo del partido de Milei, que ha sorprendido a miles de activistas, plantea interrogantes que es importante intentar responder: ¿cómo ha podido recuperarse tan rápidamente después de la derrota que sufrió en las provinciales de Buenos Aires? ¿Por qué se ha producido una abstención tan grande? ¿Qué política debe defender la izquierda que se considera revolucionaria para atraer y movilizar a millones de trabajadores?
La Libertad Avanza (LLA) fue la fuerza más votada con el 40,8% de los votos, pasando de 37 legisladores a 93 y de 7 senadores a 20. En segundo lugar quedó Fuerza Patria, nombre con el que se presentaban los candidatos peronistas, con un 31,7% de los sufragios, y reduciendo su representación de 101 diputados a 97 y de 34 senadores a 28.
Estos resultados de LLA contrastan con la derrota sufrida en las elecciones provinciales de Buenos Aires de principios de septiembre, cuando la candidatura apoyada por Milei fue superada por el peronismo en 13 puntos. En ese momento LLA ya venía de un severo traspiés en las elecciones en la provincia de Corrientes, donde, con el 9,51% de los votos, quedó relegada al cuarto lugar.

¿Qué ha pasado en las urnas?
Los duros reveses electorales cosechados por Milei y sus secuaces apuntaban a que en estas legislativas podrían volver a concitar un amplio rechazo, reflejando las grandes movilizaciones que han venido sucediéndose durante estos años a lo largo y ancho de todo el país contra sus políticas.
Pero una vez más en la democracia burguesa, y en una situación de máxima polarización, se comprueba que el terreno electoral no traduce solo el estado de ánimo de la vanguardia de la clase trabajadora y de la juventud. Hay otros actores que también tienen un peso significativo y que, aunque pasivos en la lucha de clases callejera, se movilizan en las urnas cuando ven amenazados sus intereses materiales.
Por supuesto, incluso estos resultados muestran que, a pesar de la resistencia de Milei, el desgaste que sufre en las urnas es importante: pierde 5.212.762 votos respecto a su victoria en las elecciones presidenciales de 2023. El problema es que esos votos, fundamentalmente de sectores de las capas medias y trabajadores desmoralizados por la crisis económica, y que recuerdan con amargura las políticas del Gobierno peronista, no van al peronismo ni a la izquierda, sino que engrosan la abstención, que bate récords.
La participación fue del 67,9%, la más baja desde la caída de la dictadura militar y las primeras elecciones “democráticas” en 1983 en un país donde el voto es obligatorio. Esta desmovilización electoral revela varías cosas: primero, el profundo desprestigio de las instituciones capitalistas; segundo, que la experiencia del fracaso del Gobierno peronista del expresidente Alberto Fernández sigue muy presente, y se refuerza por la actitud pactista y desmovilizadora de la burocracia sindical.
El pasado ocho de abril escribíamos: "Quieren (la burocracia de los sindicatos CGT y CTA, secundados por los dirigentes del peronismo) limitar la huelga a un solo día para soltar presión y volver a desviar la lucha al terreno electoral, planteando que todo pasa por ganar las elecciones parlamentarias de octubre. Pero el momento es ahora y está en las calles, en la organización del movimiento desde abajo. Si se desaprovecha la oportunidad de derrotar a Milei mediante la movilización masiva hoy, este ultraderechista —que tiene un programa claro e iniciativa para llevarlo adelante— podría recomponer su base de apoyo, dar una sorpresa en las elecciones y seguir con sus ataques. No hay tiempo que perder"[1].
Efectivamente, la política de soltar vapor, rehusar a ir hasta el final con un calendario contundente de huelgas generales, y la renuncia total a defender un programa socialista consecuente en un momento tan decisivo, ha permitido a Milei recuperar espacio. No tanto por su fortaleza política, como por la debilidad de sus oponentes peronistas, que durante estos años han pactado muchas medidas lesivas contra los trabajadores.
La peronista Fuerza Patria no ha ofrecido una alternativa real a la situación desesperada que sufren millones de argentinos. Sus “propuestas” son una vuelta a las políticas desprestigiadas y fracasadas del expresidente peronista Alberto Fernández y su ministro de Economía Sergio Massa, con este último además teniendo un especial protagonismo en la campaña electoral como referente del Frente Renovador, grupo integrante de Fuerza Patria.

Milei moviliza el voto de la pequeña burguesía apelando al antiperonismo
Reflejando la enorme polarización política existente en la sociedad argentina, las capas medias que se están enriqueciendo gracias a la política reaccionaria de Milei y una parte de los golpeados por la crisis económica que odian al peronismo, se han movilizado en las urnas votando a LLA. De hecho organizaciones de la derecha como PRO (el partido del expresidente Macri), Unión Cívica Radical, o formaciones de carácter provincial, han sufrido un claro retroceso en favor del partido de Milei.
Esta tendencia a que el voto de la pequeña burguesía antiperonista se aglutinara en LLA se vio reforzada con la entrada de Trump en la campaña, en un contexto donde la economía argentina se deslizaba peligrosamente hacia la bancarrota.
En septiembre, los grandes especuladores empezaron a desprenderse de activos argentinos ante las crecientes dudas de la capacidad del país para cumplir con sus compromisos de deuda. El peso se depreciaba intensamente y los intentos del Gobierno de evitarlo, poniendo en el mercado cientos de millones de dólares a la venta, amenazaban con dilapidar las ya exiguas reservas de divisas y provocar una caída aún más descontrolada del peso. El riesgo país (diferencial que pagan los bonos argentinos por encima de los estadounidenses) se acercaba a los 1500 puntos básicos tras la derrota de Milei en las elecciones bonaerenses de septiembre.
Con Argentina al borde del precipicio, Trump ofreció una “ayuda” de 40.000 millones de dólares: 20.000 mediante un intercambio de monedas (swap[2]), y otros 20.000 en créditos del sector privado. Todo condicionado a la victoria de Milei. “Si pierde, no vamos a ser tan generosos con Argentina[3]”, declaró. Con esta maniobra, garantizaba un suculento negocio a los especuladores estadounidenses y reforzaba su control sobre el Ejecutivo de Milei y el conjunto de la economía argentina, un movimiento importante en la batalla contra la influencia china en Latinoamérica.
Nuevos ataques y recortes a la vista
Los capitalistas celebraron la victoria de LLA con euforia. El Merval, principal índice de la Bolsa de Buenos Aires, subió el 22%. Las acciones de las principales empresas argentinas que cotizan en Wall Street también experimentaron importantes alzas. El peso se apreció al cierre del lunes 27 un 3,03%, cotizando a 1.460 pesos por dólar, frente a los 1.515 del cierre del viernes (lo que dicho sea de paso tampoco indica gran confianza en la moneda argentina).

En este contexto Milei ha reafirmado su intención de llevar a cabo nuevos ataques contra los derechos y las condiciones de vida de la clase trabajadora.
Pretende implementar una reforma fiscal que “se espera incorpore estímulos para captar inversiones nacionales y extranjeras, configurando un ecosistema más amigable para los negocios”[4]. Hablando claro, otro regalo para que los capitalistas sigan enriqueciéndose.
Pero el ataque más importante es una reforma laboral que pretende acabar con derechos laborales básicos, empezando por imponer los convenios de empresa frente a los sectoriales, suprimir la ultraactividad de los convenios, y dar al empresario todo el poder para cambiar a conveniencia las condiciones laborales del trabajador: si al obrero le parece mal “le asistirá la posibilidad de optar por considerarse despedido sin causa”.
La jornada de trabajo, con esta reforma, se podrá extender hasta 12 horas y el empresario tendrá la facultad de organizar su distribución a conveniencia, igual que las vacaciones. También pretenden reducir la indemnización por despido, dificultar las posibilidades de obtener la baja por enfermedad, etc[5].
El Parlamento ha apoyado la mayoría de las medidas más reaccionarias promovidas por el Gobierno de Milei, aunque tenía solo 38 diputados. Este resultado electoral, desde el punto de vista parlamentario, coloca al presidente argentino en mejor posición para seguir aplicando su política.
Milei ya está negociando con los grupos políticos más cercanos y una parte importante de los gobernadores, apostando por consolidar, en esta nueva fase, un frente común para aplicar sus planes. El aparato propagandístico de LLA intenta transmitir confianza y optimismo, pero esta bruma de euforia no puede esconder que la economía sigue al borde del precipicio.
La clase obrera argentina responderá
Si la burguesía argentina y la Administración norteamericana piensan que el resultado de las elecciones legislativas del 26 de octubre es un refrendo a su política y a sus medidas, la realidad pronto les sacará de ese gran error.
Desde que llegó al poder en diciembre de 2023, Milei ha tenido que enfrentarse a tres huelgas generales, que fueron impuestas desde abajo a la burocracia sindical, y que paralizaron el país. Las movilizaciones masivas de numerosos sectores (profesores, estudiantes, sanitarios, pensionistas, trabajadores del transporte, empleados del sector público…) y las marchas multitudinarias se han sucedido en las principales ciudades. Además, las manifestaciones del 8M y del Orgullo LGTBI, o por la memoria histórica, han sido las más importantes de la historia.
Esta rebelión continua que ha recorrido la geografía argentina se ha producido a pesar de la actitud pactista y colaboracionista con Milei de los dirigentes de los principales sindicatos argentinos, la CGT y la CTA, y ha dejado muy claro el arrojo y la combatividad de los trabajadores y la juventud.

En este contexto, existe una enorme oportunidad para el avance de la izquierda combativa y que se reclama revolucionaria, agrupada en los partidos que integran el Frente de Izquierda (FIT-U). Esto implica apoyarse en los aciertos políticos de estos años, que ha permitido al FIT obtener los mejores resultados electorales para la izquierda, y sobre todo reflexionar sobre cuáles son las mejores tácticas para poder atraer a millones de trabajadores que todavía permanecen bajo la influencia peronista.
En estos comicios los resultados del FIT-U han sido modestos. De cinco diputados con los que contaba, cuatro de ellos se reelegían y finalmente han podido mantener tres. Es evidente que las elecciones bajo el capitalismo son un campo más de la lucha de clases, especialmente adverso para las organizaciones revolucionarias, con medios mucho más limitados que sus adversarios burgueses y reformistas. Para enfrentar esa desventaja, no es solo necesario denunciar con propaganda al capitalismo y plantear consignas correctas en abstracto, hay que demostrar, en los hechos, que impulsamos la lucha de masas sin ninguna actitud sectaria, que tendemos puentes con los sectores que se desgajan del peronismo, que queremos construir un frente único contra el capital y la extrema derecha de verdad.
El FIT cuenta con miles de luchadores probados, y sus organizaciones tienen una larga trayectoria. Hay que aprovechar estas conquistas para traducir el programa del socialismo en consignas y reivindicaciones que hagan avanzar la conciencia y la organización, sin dar ni una sola munición a la burocracia peronista y su demagogia, aprovechando cada oportunidad para confluir con la izquierda peronista.
Los oprimidos y los trabajadores argentinos han demostrado tener fuerza y valentía para derrotar a Milei en la calle y dar un giro de 180º a la situación. Es necesario dotar a toda esa fuerza de una dirección revolucionaria.
Argentina sigue en el ojo del huracán, y lo que allí ocurra en los próximos meses tendrá enormes consecuencias para la clase obrera Latinoamericana y mundial.
Notas:
[1] La indignación contra el Gobierno ultraderechista de Milei impone la huelga general el 10 abril
[2] Un swap de monedas es un contrato financiero entre dos partes para intercambiar flujos de efectivo en distintas divisas durante un periodo determinado. Cada parte presta su moneda a la otra y acuerdan devolver el capital e intereses en el futuro, según las condiciones pactadas.
[3] "Si pierde, no vamos a ser tan generosos con Argentina": Trump refuerza su respaldo electoral a Milei durante su encuentro en la Casa Blanca
[4] La reforma tributaria de Milei en una encrucijada federal con Jaldo como partícipe fortalecido en la discusión
[5] Las claves de la flexibilización laboral de Javier Milei: jornadas de 12 horas y cambios en el régimen de licencias


















