El franquismo carga de nuevo contra el movimiento LGTBI y feminista

La consigna “Franco no ha muerto, está en el parlamento” se revela más cierta que nunca. En los últimos días, la derecha franquista de Vox ha presentado la propuesta de derogación de las leyes autonómicas LGTBI y de igualdad de género en la Asamblea de Madrid. La petición será llevada a pleno el próximo jueves 16, necesitando para continuar adelante el apoyo del Partido Popular. Por supuesto, lo hacen desde la demagogia más vomitiva que caracteriza a la extrema derecha: como dice Ayuso, las leyes existentes necesitan “mejoras” y “cambios de forma”. Pero no engañan a nadie.

Una Ley de Igualdad que omite a la mujer y la violencia de género

En manos de la extrema derecha, la violencia machista sencillamente deja de existir para introducir en su lugar la "violencia en el ámbito familiar". Su cínico argumento se basa en "lograr la verdadera igualdad, a través de proteger a todos por igual", obviando  la desigualdad lacerante que sufrimos millones de mujeres. En lugar de acabar con la violencia machista, pretenden eliminarla del tablero, devolvernos a un pasado donde ninguna mujer en su sano juicio podía levantarse contra esta lacra.

 Si algo se repite innumerables veces a lo largo de esta propuesta es la palabra "familia". ¿Qué significa para estos nostálgicos esa palabra? Desde luego sabemos que no se refieren a las familias monoparentales,  LGTBI, ni ningún otro modelo que elijamos libremente, todo lo contrario. Buscan borrar todo esto de la sociedad, y señalar a los que expresamos con orgullo ser lo que somos y luchamos por vivir acorde a ello.

Las “mejoras” de las que habla Ayuso, se centran en que -según PP y Vox-  el hecho de reconocer la desigualdad y la violencia que sufrimos las mujeres, atenta contra los derechos de los hombres, y contra su “presunción de inocencia”. Como si defender los derechos de las mujeres fuera un ataque a los hombres. El hecho de que cada año decenas de mujeres y niños mueran asesinados a manos de la violencia de género parece ser un detalle sin importancia para ellos que no merece ni siquiera su reconocimiento. Parece ser que las que sufrimos esta lacra debemos ser tratadas exactamente igual que quienes no lo son y lo contrario es un privilegio que atenta contra la igualdad. Para estos cavernícolas es más “justo e igualitario” hacer como si no pasara nada.

Ya conocemos el discurso Trumpista que presenta a los hombres como víctimas de una persecución que – según ellos- millones de mujeres enloquecidas hemos levantado en todo el mundo,  así como su eterna cantinela sobre las denuncias falsas y demás calumnias etc. Pero esta visión mentirosa de los hechos no puede estar más lejos de la realidad. La propia Fiscalía General del Estado, organismo poco sospechoso de ser feminista, ha reconocido que el pasado año 2020 terminó sin una sola condena por denunciar malos tratos falsamente, un delito ampliamente perseguido y castigado.

La realidad que tratan de emborronar es que el movimiento feminista lucha contra una realidad inapelable, que es la violencia sistémica que se ejerce contra nosotras desde juzgados, policías, administraciones, empresas… la lucha contra la impunidad de nuestros agresores y por la genuina igualdad. Esa es la razón por la que muchos hombres nos han acompañado en las calles para denunciar los asesinatos, las violaciones y toda la opresión que sufrimos.

En resumidas cuentas, la derecha defiende que no existe la violencia de género. Pueden decir lo que quieran, pero los hechos desmienten todas sus patrañas: el problema no son las denuncias falsas, es La Manada, el encarcelamiento de Juana Rivas, el asesinato de Samuel y tantos otros que no dejan de sucederse.

Tampoco se detienen en explicar el verdadero significado de su demagógica "libertad”, aunque constantemente aluden a que se debe "garantizar el derecho a la libertad de enseñanza de los padres y alumnos”. Al movimiento le resultan muy familiares estas palabras: fueron las mismas que se utilizaron para imponer el Pin Parental, una herramienta para la LGTBIfobia y el machismo que suscitó protestas estudiantiles masivas en todo el Estado para tumbarla.

Todo esto recogido en una ley de “igualdad” que no menciona la palabra “mujer” ni una sola vez, que obvia la violencia de género, inherente a este sistema capitalista y que levanta la bandera de la familia católica, apostólica y romana.

Quieren devolvernos a los tiempos de la caverna, ¡no podemos permitirlo!

A pesar de los balones que Díaz Ayuso echa fuera respecto a su voto en la Asamblea el próximo jueves, a nadie se le escapa el nítido entendimiento entre ambas formaciones, enfrentadas en el terreno electoral pero hermanadas políticamente. El PP no sólo necesita a los ultras de Vox para sacar adelante sus primeros presupuestos autonómicos. A la hora de tratar de aplastar el poderoso movimiento que los oprimidos hemos levantado contra su sistema y todo lo que representan, no cabe división alguna.

La tramitación de la ley propuesta por Vox supondría un enorme retroceso . No solo esto, sino que abriría la veda a ataques aún más profundos a nivel estatal, peligrando derechos fundamentales que hemos conquistado con la lucha como el  derecho al aborto (que a día de hoy se pisotea permanentemente) . No es casualidad que pongan sobre la mesa este nuevo ataque ahora. Esto no es sino un paso adelante en su batalla encarnizada contra los sectores más oprimidos de la sociedad, que durante los últimos años les hemos señalado como los culpables de la violencia a la que nos someten.

Día tras día somos objeto de asesinatos, violaciones, agresiones LGTBIfóbicas y machistas que no son casualidad: la extrema derecha de Vox y PP nos ponen a las feministas, el colectivo LGTBI, los migrantes y la juventud combativa una diana en la cabeza y azuzan a los sectores más atrasados y reaccionarios a agredirnos diariamente. Hemos levantado un poderosísimo movimiento de clase, revolucionario, que pone en cuestión cada uno de los cimientos de este sistema putrefacto, y no pueden permitir que demos ni un paso más en la batalla contra sus privilegios y beneficios. Conocen bien el potencial que encierra nuestra lucha. Con la movilización a lo largo y ancho del mundo hemos arrancado conquistas históricas como el derecho al aborto, la sentencia a los violadores de la Manada, la Ley Trans, la justicia para Paz. … nosotras y nosotros también sacamos conclusiones respecto a nuestra capacidad para transformar la sociedad y echar abajo este sistema.

Las leyes no son suficiente: queremos derechos reales y los queremos ya

Sabemos que el recorrido que nuestros derechos tienen sobre el papel es excepcionalmente corto. Sí, las leyes recogen nuestros derechos como mujeres y personas LGTBI, aunque de forma más que insuficiente como en el caso de la ley Trans. Pero a pesar de ello, cada día nos siguen matando, agrediendo, acosando y violando por ser lo que somos.

No queremos palabras vacías ni papel mojado, queremos hechos que erradiquen de una vez por toda la barbarie que enfrentamos diariamente. Sólo confrontando directamente con estos elementos reaccionarios y su sistema, podemos romper nuestras cadenas, y para ello podemos contar únicamente con nuestras fuerzas.

Durante meses hemos visto al PSOE compartir barricada con la derecha en su negativa a reconocer y plasmar sobre el papel los derechos de las personas trans. Lamentablemente también a Unidas Podemos ponerse una y otra vez de perfil, insistiendo a la par en que el camino para acabar con el fascismo es ignorarlo, o incluso llegando a pactos de Estado con la derecha para supuestamente avanzar en la batalla contra la violencia machista.

Nosotras sabemos muy bien que ni pactando con la derecha franquista ni alcanzando acuerdos institucionales lograremos avanzar ni un milímetro en nuestras reivindicaciones. Nuestra fuerza para tumbar este sistema está en la calle y no en el parlamento. Por eso también insistimos a Unidas Podemos: su prioridad no debe estar en los asientos parlamentarios y en ningún caso en llegar a pactos con quienes nos oprimen, sino en las calles con el maravilloso movimiento que les colocó donde están ahora para cumplir con su voluntad y reivindicaciones históricas.

Las compañeras de Libres y Combativas entendemos que ante una nueva ofensiva franquista a manos de Vox y PP, no podemos dar ni un paso atrás. Hemos logrado muchísimo con la movilización y tenemos todo un mundo aún por ganar. Por eso, el próximo miércoles 15 a las 19:30 volveremos a llenar la Puerta del Sol para defender nuestros derechos, clamando contra el fascismo y diciendo alto y claro a Vox y al PP: ¡No pasaréis!

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