La terrible noticia de que Sandra Peña, una joven estudiante sevillana de 14 años, se suicidó el pasado 14 de octubre nos ha conmocionado a millones de jóvenes. Este terrible hecho que ha segado una vida, rompiendo a sus seres queridos, no tenía que haberse producido nunca.

Sandra fue víctima de un acoso continuado en el colegio concertado Irlandesas de Loreto donde estudiaba. Acoso que era conocido por los responsables del centro pero que no motivó ninguna acción para impedirlo, sin que en ningún momento se activaran los protocolos que existen.

Desde el Sindicato de Estudiantes queremos, en primer lugar, enviar todo nuestro apoyo y cariño a su familia, a sus amigos y amigas, a todos sus compañeros y compañeras, en estos momentos tan duros.

Pero al mismo tiempo, queremos dejar claro que la perdida de Sandra se pudo haber evitado. Ella, como miles de estudiantes en Sevilla y en todo el Estado, sufrió y sufren el acoso escolar, una lacra terrorífica con la que convivimos día tras día. Somos muchos quienes conocemos a compañeros y compañeras que han sido o son víctimas de bullying a causa de su estética, de su peso, de su forma de hablar, del color de su piel o su orientación e identidad sexual. Una opresión que no nos deja ser libres, y que hace insoportable el simple hecho de ir a clase, relacionarnos con normalidad y que, en muchas ocasiones, termina con muchas vidas arrebatadas.

¡Hay responsables!

En estos días también estamos asistiendo a una campaña vomitiva por parte de muchos medios de comunicación que buscan el sensacionalismo hablándonos de la “maldad” humana o de las “negligencias” en abstracto. Pero no. Aquí hay responsables muy concretos.

En primer lugar, la dirección del colegio. ¿Cómo es posible que los padres de Sandra denunciaran al centro la situación que estaba viviendo su hija y no se tomaran medidas drásticas? Se presentaron hasta dos avisos formales, acompañados de informes psicológicos, y no se recibió ninguna respuesta ni se activó el protocolo anti-acoso ni el de prevención de autolesiones. ¿Y por qué? Para proteger el “buen nombre” del colegio y su negocio por encima de todo.

Este colegio, en manos de la Fundación Educativa Mary Ward, es decir, de la Iglesia Católica, se lleva millones de euros en subvenciones todos los años por parte de la Junta de Andalucía. Y para no manchar su imagen y arriesgarse a perder la financiación pública, barrieron estos gritos de auxilio debajo de la alfombra.

En segundo lugar, la Junta de Andalucía del Partido Popular. La Consejería de Educación está manteniendo el concierto público a esta Fundación y a todo el entramado empresarial de la privada concertada. Ellos son también quienes están desmantelando nuestra educación pública y nos niegan los recursos materiales y humanos que necesitan nuestros institutos para acabar con el acoso.

Combatir el bullying no puede depender de la buena voluntad de nuestros profesores, la mayoría colapsados por la masificación en las aulas, sino que pasa por contratar orientadoras, psicólogas y mediadoras en todos los centros educativos. Pero ya sabemos que para la Junta de Moreno Bonilla estas cosas no son importantes, como han demostrado también con las mujeres  víctimas y afectadas por el cribado de cáncer de mama.

Pero a nosotros y nosotras sí nos importa, porque lo que está en juego es nuestra salud mental y nuestra propia vida.

Lo mismo le señalamos a los responsables educativos del Gobierno central del PSOE y de todas las CCAA. No hay dinero para la enseñanza pública, que se hunde por los recortes, no hay dinero para poner en marcha un plan de prevención de los suicidios en los centros y apoyar nuestra salud mental, pero sí lo hay para incrementar salvajemente el gasto en armas, para privatizar los servicios públicos y subvencionar todos los negocios privados de la sanidad y la educación.

No miraremos hacia otro lado. El 28 de octubre a la huelga estudiantil

El acoso escolar es una de las caras más crueles del sistema bárbaro en el que vivimos, un sistema en el que se fomenta la individualidad y el pisar al más débil, donde se aplaude la cultura del odio contra el diferente y se premia el falso éxito de acumular riqueza a costa del sufrimiento de la gente y las injusticias sociales.

Alzar la voz contra el bullying y proteger nuestra salud mental no es algo individual, es una lucha colectiva. Nos jugamos nuestro presente y nuestro futuro.

Por eso, el Sindicato de Estudiantes llamamos a la huelga estudiantil en ESO, FP y Bachillerato el próximo martes 28 de octubre, a llenar las calles en solidaridad con la familia de Sandra y a expresar nuestra indignación en manifestaciones a las 12h en todas las ciudades.

Exigimos:

  • Dimisión inmediata de la junta directiva del colegio Irlandesas de Loreto y retirada de su financiación pública. Los responsables de no activar el protocolo antibullying tienen que pagar penalmente por consentir lo ocurrido.

  • Ni nuestra educación ni nuestra salud mental pueden ser un negocio. Contratación de miles de psicólogos y psiquiatras en la sanidad pública y en cada colegio, instituto y facultad. Ni un euro público para engordar el negocio de la enseñanza privada concertada, que siempre tapa el acoso y todo tipo de abuso contra los alumnos.

  • Educación libre de los discursos de odio. La violencia que propaga la extrema derecha en las redes, en las calles y desde las instituciones tiene un reflejo en nuestras aulas. Nuestros centros tienen que ser espacios seguros para todas y todos, sin discriminación, sin machismo, sin racismo, sin LGTBIfobia, y sin fascismo.

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