Ayer, a última hora de la tarde, se rompió un cable de acero del funicular de Glória en Lisboa, provocando que el vagón se desplomara cuesta abajo, causando 16 muertos y más de dos docenas de heridos.

No se recuerda en tiempos recientes un desastre de esta magnitud que haya afectado al transporte público en Lisboa, y tampoco en el país. Una de las muertes ya reportadas es la del guardafrenos André Marques, quien operaba el funicular. Desde Esquerda Revolucionaria expresamos nuestras condolencias a su familia y compañeros de Carris, así como a los familiares y amigos de todos los fallecidos.

Cortes en el mantenimiento y sobrecarga del sistema

Con el rápido crecimiento del turismo en Lisboa en los últimos años, el uso de los emblemáticos ascensores de la ciudad también se ha disparado. Convertidos en una atracción turística, se ven colas de gente a diario, lo que aumenta significativamente la presión sobre estas instalaciones. Como era de esperar, uno de los ascensores más emblemáticos es el de Glória, donde ocurrió el trágico accidente.

Naturalmente, el uso excesivo del equipo conllevaría un aumento de los costes de mantenimiento y reparación. Durante varios años, según el Sindicato Portugués de Trabajadores del Transporte por Carretera y Urbano (STRUP), se han recibido sucesivas quejas de los trabajadores sobre el nivel de tensión de los cables de soporte de los ascensores. La rotura del cable, lamentablemente, confirma lo que los trabajadores ya sabían y advertían: el uso excesivo y la falta de mantenimiento.

Pero la dirección de Carris, bajo la supervisión del Ayuntamiento de Lisboa (CML) y presidida por Pedro Bogas, dejó este problema completamente desatendido. En primer lugar, el mantenimiento se externalizó hace unos tres años a MNTC – Serviços Técnicos de Engenharia, que cobraba casi 6.000 € al mes por ascensor. Este contrato expiró hace cuatro días porque Carris ¡consideró que todas las propuestas presentadas en la nueva licitación pública eran demasiado caras! La administración hubiera tenido una forma muy sencilla de evitar una posible colusión de subidas de precios entre empresas privadas: delegar el mantenimiento a los trabajadores de Carris, como ellos mismos llevan años solicitando.

Sabemos ya que la rápida afirmación de Pedro Bogas de que se estaba realizando el mantenimiento y se estaban siguiendo todos los protocolos no es más que una mentira descarada para encubrir su grave negligencia. ¿Cómo puede ser cierto si la inspección dictaminó el mismo día del accidente por la mañana que el ascensor reunía todas las condiciones necesarias para operar? La prueba de la falta de confianza en el mantenimiento se ha presentado hoy: el resto de los ascensores de Lisboa, en Bica, Lavra y Graça, cerraron por mantenimiento y se desconoce cuándo volverán a abrir al público. La dirección de Carris querrá convertir al inspector en chivo expiatorio para lavarse las manos, pero Pedro Bogas y los demás directores son los verdaderos culpables, anteponiendo sus turbios negocios a la seguridad de los trabajadores y pasajeros, lo que ha dado lugar a esto. ¡Tienen que ser cesados de inmediato!

La hipocresía del luto de la burguesía

Como ocurre con todas las tragedias, representantes de la clase dominante se movilizaron de inmediato para intentar contener y controlar la narrativa en torno al accidente.

La declaración de tres días de luto municipal y un día de luto nacional es una descarada hipocresía por parte de quienes, año tras año, abogan por la privatización del transporte y los servicios públicos, externalizan el mantenimiento de estos ascensores y han ignorado repetidamente los llamamientos y advertencias de los trabajadores.

En los próximos días, seremos testigos de un desfile de lágrimas de cocodrilo, como ocurrió recientemente durante los incendios, por parte de estos señores que, durante el resto del año, no se preocupan en absoluto por la seguridad y el bienestar de sus trabajadores ni de la gran mayoría de la población.

Este es el caso de Carlos Moedas, quien hace menos de un año recortó el presupuesto de Carris en 4 millones de euros para entregárselo a la Asociación de Turismo de Lisboa para la celebración de la Web Summit. Hoy, lamenta profundamente la tragedia de la que él mismo es directamente responsable, junto con el vicepresidente Filipe Anacoreta Correia del CDS, quien supervisa a Carris. Se avecinan nuevas tragedias debido a la crónica falta de financiación de los servicios públicos por parte de este ejecutivo.

¿Tres días de luto? Tres días de lucha.

El luto no es más que un acto simbólico de las instituciones burguesas para impedir que los trabajadores avancemos en la lucha contra las miserables condiciones materiales que hacen posibles estos desastres. Pero eso es precisamente lo que tenemos que hacer.

Los sindicatos del transporte deben convocar una huelga para exigir mayor financiación, condiciones laborales dignas y la recuperación de todos los servicios externalizados, como el mantenimiento de ascensores y otros equipos, a los trabajadores de Carris, con contratación y formación de técnicos y mecánicos necesarios para realizar esta tarea.

Los trabajadores de Carris, directamente afectados por esta tragedia y cuyas vidas corren peligro debido a la falta de mantenimiento de los demás ascensores y equipos de la empresa, deben liderar todo este proceso. Una parte esencial de esta lucha, para acabar con las administraciones dictatoriales y su gestión perjudicial, causante de estos desastres, debe ser el control democrático de la empresa por parte de los trabajadores.

Los propios trabajadores también deberían realizar una investigación, a través del STRUP, que debería elaborar un informe independiente sobre las causas del accidente.

En este sistema, cuyo principal objetivo es el lucro, los servicios públicos se reducen y eliminan deliberadamente en detrimento de los usuarios. Retrasos, cancelaciones y autobuses abarrotados forman parte de la vida cotidiana de los trabajadores. Este y otros accidentes son consecuencia directa de ello.

Necesitamos un sistema de transporte público cuyo principal objetivo sea brindar un servicio seguro, gratuito y de calidad a todos los usuarios.

¡Fin de la externalización y los recortes en mantenimiento!

¡Por mejores condiciones laborales!

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